La semana pasada, la Corte Suprema designó a quien será el próximo presidente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE): el magistrado supremo Roberto Rolando Burneo Bermejo. Ello en reemplazo de su par Jorge Luis Salas Arenas, quien desde fines de noviembre retornará a sus labores como juez supremo.
Sin duda, el JNE y el resto de organismos electorales –ONPE y el Reniec– enfrentan un reto particularmente importante en lo que queda hasta la próxima elección. Y es que las acusaciones de fraude lanzadas irresponsablemente por varios actores políticos durante el último proceso tiñeron dichos comicios y afectaron negativamente la confianza de la ciudadanía. Ello a pesar de que en ningún momento se presentaron pruebas serias que sustenten dichas acusaciones, o siquiera una teoría concreta sobre cómo es que se habría producido un fraude.
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Entre las ventajas de nuestro sistema electoral están el hecho de que el poder electoral se divida en tres instituciones, la aún mayor división interna de poderes y funciones que existe al interior de cada uno de esos organismos, y el hecho de que no es un organismo electoral el encargado de contar los votos en una oficina, sino que lo hace la ciudadanía de manera descentralizada. El presidente del JNE tiene un poder limitado incluso dentro de ese organismo, pues las decisiones del pleno se toman por mayoría en conjunto con otros cuatro magistrados. Además, en la mayor parte de los casos, las decisiones del pleno del JNE son de segunda instancia, siendo la primera instancia un tribunal local independiente.
Por supuesto, va a ser crucial que, en lo que sigue, Burneo se muestre como un líder seguro que proyecte confianza y firmeza frente a cualquier tipo de direccionamiento político. Pase lo que pase, es evidente que el próximo presidente del JNE va a recibir ataques y estará bajo la lupa de la prensa y la ciudadanía durante los próximos comicios.
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Dicho esto, el sistema electoral, y el JNE en particular, enfrentan retos importantes que superan lo que pueda depender únicamente de lo que pueda hacer Burneo. Nuestro sistema de justicia hoy ni siquiera tiene una vía para formar jueces especialistas en temas electorales, porque los Jurados Electorales Especiales (JEE) siguen siendo organismos temporales creados para elección, en vez de organismos permanentes. Como consecuencia, los jueces que llegan al JNE y JEE nunca son especialistas en temas electorales.
Asimismo, será crucial que el Congreso se abstenga de aprobar cualquier norma que amenace con politizar el sistema electoral, como permitir sanciones políticas a sus autoridades, o que estas sean elegidas por el Congreso. Si lo que queremos es recuperar la confianza, lo que el pueblo necesita es justamente ver organismos electorales cada vez más técnicos y alejados de las influencias partidarias.
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