El enfriamiento de la economía está trayendo consigo efectos muy perniciosos, como la disminución de la recaudación tributaria. Menos recursos fiscales implican mayores dificultades para, por ejemplo, cubrir el presupuesto de inversión pública o para hacer frente a emergencias climáticas, como las que seguirán presentándose este año.
En el primer semestre, según datos de la Sunat, y análisis del BCR, los ingresos tributarios ascendieron a S/80,716 millones, lo que significó un descenso de 6.8% respecto a la primera mitad del 2022 –en dicho año y en el 2021, los resultados fueron positivos–. Entre otros, se contrajo la recaudación del Impuesto a la Renta (IR) de segunda categoría, cuyo principal componente es la venta de inmuebles, lo que refleja la preocupante situación de la inversión de las familias. También cayeron los ingresos por aranceles y por IGV a las importaciones, lo que refleja la preocupante situación de la inversión de las empresas (compraron del exterior menos bienes de capital).
El BCR resalta la disminución de los ingresos relacionados con la minería: impuesto especial, regalías y gravamen especial, lo que indica que los bloqueos de vías y ataques a instalaciones ocurridos a inicios de año (y fines del 2022) siguen costando muy caro.
¿Qué hacer para mejorar la recaudación tributaria? En el corto plazo, la solución obvia es reactivar la economía, lo que implica revertir la deteriorada confianza de empresas y hogares. Pero no se logrará con discursos oficiales alejados de la realidad y con un Congreso que sigue aprobando leyes que perjudican la actividad formal. Para el mediano plazo, habría que analizar factores como la presión tributaria y la estructura de la recaudación, y compararla con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el grupo de países de ingresos altos y medios al que el Perú aspira unirse.
El BCR proyecta que este año la recaudación de impuestos equivaldrá a 16.2% del PBI, un punto porcentual menos que el 2022 y 1.7 menos que el 2021, o sea que en lugar de aumentar, la presión tributaria seguirá bajando.
En la OCDE es más del doble (34.1% del PBI). La estructura de la recaudación también señala áreas donde podrían aplicarse reformas. En el Perú, el 25% de los ingresos tributarios proviene del IR a empresas (solo es 9% en la OCDE), mientras que los impuestos a la propiedad son el 27% del total en la OCDE y solo 10% en nuestro país. También hay una amplia brecha en el IR a personas (11% en Perú y 24% en la OCDE). Parece claro hacia dónde apuntar