Con el megapuerto de Chancay oficialmente inaugurado –desde Lima, con la participación estelar del presidente de China, Xi Jinping–, cabe preguntarse si la localidad que lo alberga se convertirá en algún momento en una ciudad portuaria moderna y dinámica, equiparable a las que tienen puertos que sirven como hub en otras partes del planeta. La atención de los medios internacionales se ha centrado en el potencial del terminal para agilizar el comercio entre Asia y América, con Brasil como protagonista principal. En la prensa nacional, se destaca el impulso que tendrían nuestras exportaciones, así como industrias avanzadas como la producción de vehículos eléctricos.
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Pero los múltiples desafíos que enfrenta la ciudad de Chancay permanecen en un segundo plano. El ejemplo más evidente del descuido es que recién en octubre se presentó el proyecto de Plan de Desarrollo Urbano (PDU), elaborado en conjunto por el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento, la Municipalidad Provincial de Huaral, y las distritales de Chancay y Aucallama. El plazo para recibir aportes venció el 8 de noviembre, pero otro plazo es el que preocupa: el PDU se ha trazado transformar Chancay en un periodo de diez años, con una inversión de S/ 4,729 millones.
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Es que ese plan viene con un retraso de, al menos, ocho años, dado que las obras del puerto se iniciaron en mayo del 2016. Ninguno de los gobiernos elegidos desde esa fecha tuvo la capacidad de prever que un puerto de tal magnitud tendría un impacto enorme sobre la ciudad, pues para empezar, iba a tener un considerable aumento de su población, lo cual impactaría en la provisión de servicios básicos como educación, salud, agua y alcantarillado, policía, transporte y otros. Y no nos referimos únicamente a los sucesivos gobiernos nacionales, sino también a los distritales y provinciales, así como a los congresistas de Lima Provincias.
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El flamante proyecto de PDU cubre un primer vacío (el básico) y podría servir como diagnóstico inicial de los graves problemas que sufre la ciudad, que además de los descritos, enfrenta la invasión ilegal de terrenos aledaños. ¿Se podrá transformar Chancay en diez años? Lamentablemente, no se podría afirmar que el actual Gobierno esté a la altura del reto y, siendo optimistas, es probable que el PDU se haga realidad, pero dentro de más de diez años.
Nuestro escepticismo está sustentado en esas demoras. Otro caso es la creación de una zona económica especial (ZEE), que se encuentra en la etapa de discusiones bizantinas. De nuevo, debió estar definida hace años.
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