Entre los temas de política económica que los nuevos ministros de Economía suelen mencionar, figura la evaluación de las exoneraciones tributarias, a fin de eliminar las que no están dando resultados. El flamante titular del MEF, José Arista, tocó el asunto en entrevista con este diario (Gestión 16/02/2024): “La idea es reducir las exoneraciones tributarias. Nuestro pensamiento es que todos tengan el mismo piso”, señaló. Y agregó que “a veces, se cree que exoneras y generas un boom económico, pero no siempre es así”.
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Los objetivos generales de esas exoneraciones se enmarcan en la promoción de determinados sectores económicos, regiones geográficas o grupos sociales (poblaciones en situación de pobreza, por ejemplo). La legislación que las implementa agrega objetivos específicos, como plazos –que suelen ser prorrogados una y otra vez– y evaluación periódica de avances y logros –que casi nunca se realiza–. Si bien la justificación económica y social de estas medidas puede parecer apropiada, en nuestro país no han dado los resultados esperados en la gran mayoría de casos. Lo que sí han generado son recursos dejados de percibir por el fisco (el llamado “gasto tributario”).
La Sunat estima que este año, el gasto tributario potencial ascendería a S/ 23,854 millones, monto equivalente a 2.19% del PBI y a 12.3% de toda la recaudación tributaria que ha proyectado. Eso significa que el Estado dejará de percibir el equivalente a más de la décima parte de los recursos que sí podrá recaudar. Según el tipo de impuesto, los gastos tributarios se concentran en el IGV (74.6%), principalmente en la exoneración a productos agrícolas y en la Amazonía, el Impuesto a la Renta (17.1%), la inafectación de la CTS de los trabajadores y en aranceles (6.0%), por las devoluciones a exportadores.
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Un caso que muestra que esta medida no funciona como se espera es la exoneración de impuestos a la venta de combustibles en la Amazonía. El Instituto Peruano de Economía (IPE) indica que el consumo por habitante de esos bienes en Madre de Dios fue 7.4 veces mayor al promedio nacional en el 2022, y plantea que ese dato atípico estaría asociado a dotar de insumos baratos a actividades como la minería y la tala ilegales. En otros casos, sí han funcionado, como la exoneración del Impuesto a la Renta a las ganancias de capital en la bolsa, pero su vigencia expiró al cierre del 2023.
En suma, es necesario evaluar los impactos de las exoneraciones tributarias, así como la conveniencia de reemplazarlas con medidas que eviten distorsiones, como las transferencias directas.
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