El 2023 no empezó bien para el Perú. Los conflictos sociales, que han sido causa y efecto de la inestabilidad política, siguieron pasándole factura a la economía nacional.
Ya se vio con la caída del PBI de enero, y aunque las protestas y bloqueos de carreteras amainaron en febrero, en casi todas las zonas donde estuvieron activas desde diciembre, hubo actividades que no se recuperaron del todo. Para colmo, las anomalías climáticas empeoraron la situación y, por ende, las expectativas. El ciclón Yaku, una rareza en un país que sufre otros tipos de desastres naturales, ha provocado lluvias e inundaciones en el norte y centro.
El Banco Central de Reserva (BCR) publica cada tres meses su Reporte de Inflación (RI) con proyecciones macroeconómicas para el corto y mediano plazo; y su reciente edición, dada a conocer el fin de semana, no causó mucha sorpresa para quienes están al tanto de la realidad.
La autoridad monetaria revisó a la baja su proyección de crecimiento del PBI para este año, respecto del RI previo (diciembre), de 2.9% a 2.6%, debido al impacto “de los conflictos a raíz de las tensiones políticas que se reiniciaron el 4 de enero y al efecto de las lluvias registradas la segunda semana de marzo”.
Si bien el BCR no menciona explícitamente la probabilidad de que este año ocurra un Niño costero, sí se refiere a “fenómenos climáticos”. De presentarse esa anomalía, considerando la experiencia del 2017, habría que esperar un aumento del gasto público en obras de reconstrucción, lo que compensaría en parte el enfriamiento de otros sectores como agricultura, transporte, turismo o pesca.
Este último es el que ha sufrido la revisión más pronunciada en su proyección de crecimiento para este: de 11.6% a 5%. Es que el aumento de la temperatura del mar afectará negativamente la disponibilidad de recursos para elaborar harina y aceite de pescado y para consumo humano directo.
Por ello, las predicciones para manufactura, tanto primaria como no primaria, también han sido corregidas a la baja. El otro sector con un recálculo
considerable es minería metálica, en su caso por los conflictos sociales y por la menor producción planeada por las empresas. En suma, viviremos un año difícil que podría complicarse aún más si no se resuelve la inestabilidad política solo en el Congreso creen que ya pasó y si hay Niño costero. Por ahora, el Gobierno está en fase de anuncios. Por ejemplo, el MEF ha asegurado que hay recursos para hacer frente a los desastres, aunque ya es momento de ponerse a trabajar en obras de contención.
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