El pasado 8 de enero, el Gobierno aprobó el Plan Multisectorial ante Lluvias Intensas y Peligros Asociados 2025-2027, e informó que para este año, cuenta con un presupuesto de más de S/ 3,000 millones. Sin embargo, la norma que oficializa el plan (Decreto Supremo 005-2025-PCM) no contiene montos asignados para cada año y dispone que será financiado “con cargo a la disponibilidad presupuestal de los pliegos involucrados… sin demandar recursos adicionales al Tesoro Público”.
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Es curioso que para mitigar el impacto de desastres naturales se recurra a dinero “disponible” y se cuide la caja fiscal, cuando la reserva de contingencia, cuyo fin es cubrir necesidades imprevistas o emergencias, este año servirá para el pago de nombramientos y aumentos de remuneraciones en el sector público –el Congreso incluyó esa medida en el Presupuesto Público 2025–.
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Como siempre, los desajustes atmosféricos cogieron desprevenidos a todos; al Gobierno nacional y su plan, así como a gobiernos regionales y locales, y a la población. Esto a pesar de que todos los veranos llueve, aunque hay que reconocer que este año las precipitaciones han sido más intensas, lo que se tradujo en mayor número de huaicos, deslizamientos e inundaciones. Por ese motivo, los costos sociales y económicos serán considerables. Hasta ayer martes, se habían reportado 46 fallecidos, más de 8,500 damnificados y 23,497 viviendas afectadas, de las que 3,354 quedaron inhabitables.
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Aún no se han cuantificado los daños económicos, pero hay infraestructura pública seriamente dañada (colegios, centros de salud, carreteras y vías urbanas, tuberías de agua potable y alcantarillado, redes eléctricas). También se han visto perjudicados sectores como agro y construcción, además de transporte y almacenamiento. Los riesgos sanitarios también se incrementarán, pues los aniegos y el colapso de alcantarillas son focos de enfermedades contagiosas como el dengue.
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El Comité ENFEN estima que el diluvio actual será de corta duración, entre febrero y marzo, y ha reiterado el estado de “no activo” para El Niño costero y La Niña costera. Sin embargo, existe el temor de que la condición de “no activo” se eternice en las autoridades, sobre todo en las subnacionales, pues su falta de visión a mediano y largo plazo en materia de prevención es el principal motivo de que las lluvias sean tan devastadoras (ciudades sin sistemas de drenaje, casas construidas en cauces de quebradas, etc.). Y si estos aguaceros están asociados al cambio climático, habrá que esperar que cada vez sean más destructivos.
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