Transparencia en la información  (Foto: Presidencia)
Transparencia en la información (Foto: Presidencia)

TRANSPARENCIA. El presidente Vizcarra, al iniciar su conferencia el día de ayer, destacó la importancia de escuchar las fuentes reales de información y dejar de lado la que fuera falsa, “que muchas veces viene fundamentada en la mala fe… Hay maestros de la desinformación y hay que ignorarlos”, sostuvo.

Lo dicho por el mandatario es cierto, lo más valioso en este momento es la información. Lamentablemente, la falta de transparencia y de información fehaciente más de una vez viene desde el propio Ejecutivo.

La formación de una Comisión Multisectorial de Alto Nivel enfocada en el impacto del COVID-19 hizo pensar que se contaría con un espacio que brindara respuestas institucionales con información transparente sobre el trabajo que se está realizando y sobre la data epidemiológica que se iba generando. La realidad ha sido muy diferente.

Un estudio realizado por la Defensoría del Pueblo dejó en evidencia que la mayoría de las entidades del sector salud, a nivel nacional y regional, no publica información actualizada sobre la adquisición de bienes y servicios en el escenario de la emergencia sanitaria. Y las preguntas que realizaba la prensa respecto a estos temas casi nunca eran contestadas por las autoridades.

Por su parte, el alcalde de Lima, Jorge Muñoz, también se queja de que los alcaldes no reciben información certera sobre los focos de mayor concentración del virus en la capital y recién, pasado un mes de la cuarentena, el Gobierno central convocó a los alcaldes provinciales para coordinar con ellos.

Muchos ejemplos más de esta falta de transparencia e información clara se han dado a través de estos 60 días, como el número de camas UCI disponibles y los lugares donde estaban ubicadas o el número de fallecidos. Sin contar con los datos contradictorios sobre la obligatoriedad del uso de guantes o el grado de obesidad a partir del cual un trabajador podía considerarse sujeto de riesgo.

Vizcarra optó por ser el centro de la comunicación, empezando con conferencias de prensa diarias que los peruanos esperaban para poder enterarse de lo que estaba aconteciendo. Sin embargo, al evidenciarse que la información brindada no era completa o, lo que es peor, luego era corregida por los propios ministros u otros especialistas, el poder de acogida de las conferencias decayó a tal punto que el mandatario ha optado por pasar varios días sin brindarlas.

Entre los muchos aprendizajes que el Gobierno deberá obtener de esta pandemia están el de apostar por permitir que toda información sea difundida, aceptar las críticas, así le disgusten, responder a todas las dudas y cuestionamientos y no culpar a terceros por problemas que pueden resolver directamente. Solo la información certera y transparente evita las “leyendas urbanas”.

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