POTENCIAL. Con cuatro restaurantes en la lista de los 50 mejores del mundo, el Perú tiene la mesa servida para fortalecer su promoción como destino gastronómico de primer nivel. Se trata de Central, de Virgilio Martínez y Pía León –número 1, el primero de Perú y de Sudamérica en lograrlo–, Maido, de Mitsuharu Tsumura (6), Kjolle, de Pía León, que “repite el plato” en la lista (28), y Mayta, de Jaime Pesaque (47). Este éxito no llegó de la noche a la mañana sino que es el fruto de, por lo menos, dos décadas de esfuerzos compartidos por un nutrido grupo de emprendedores, liderados por Gastón Acurio, quienes mezclaron entusiasmo con trabajo duro y una visión que en ese entonces parecía quijotesca, pero que resultó siendo muy realista.
A esa energía privada se sumó el apoyo del Estado, a través de Promperú principalmente, que destinó recursos –materiales y humanos– para pregonar por todo el planeta las bondades de la cocina peruana. Si bien los restaurantes galardonados no suelen ofrecer platillos con los que nuestros antojos están familiarizados, sino una sofisticada interpretación de nuestra rica tradición culinaria, consideramos que su principal mérito es haber puesto en valor infinidad de ingredientes que se consumen en el interior del país y que adquieren directamente de sus productores, así como técnicas de preparación ancestrales, reflejo de una profunda investigación que sus propietarios, en general, efectúan en persona –Iván Kisic, Lorena Valdivia y Jason Nenka fallecieron el 2012 en un accidente en Ayacucho, realizando dicha labor–.
En suma, el ascenso de la gastronomía peruana es un ejemplo de la perseverancia de visionarios que contaron con el respaldo del sector público (al menos hasta antes de la pandemia). Y podría replicarse en otros rubros en los que el Perú no suele destacar, pero cuyo potencial es inmenso, como lo prueban recientes logros: el deporte.
Kimberly García acaba de clasificar a las Olimpiadas de París 2024; en julio pasado se convirtió en la primera peruana (incluidos hombres) en coronarse campeona mundial y lo hizo por partida doble –en marcha atlética de 20 km y 35 km–. Juan Pablo Varillas llegó a la cuarta ronda de Roland Garros y Lucciana Pérez Alarcón hasta la final en la categoría junior del mismo torneo de tenis. Y la selección masculina sub20 de waterpolo acaba de competir, por primera vez, en el Mundial de su categoría. Estos deportistas, y muchísimos más, esperan que las eternas promesas de los gobernantes se vuelvan realidad –y que el sector privado sea más solidario–.