Manufactura (Foto: Andina)
Manufactura (Foto: Andina)

INDUSTRIA. Desde hace años, la manufactura ha estado relegada en el interés de los diferentes gobiernos. Si bien algunos sectores puntuales han recibido algún tipo de atención, esa no ha sido la consigna general. En el Gobierno pasado se intentó avanzar en ese sentido y se crearon las mesas de diversificación productiva. Lamentablemente, al inicio de la administración de PPK su continuidad fue puesta en duda y solo después de algunos meses se decidió continuar con ellas.

Al parecer, el ministro de la Producción, Raúl Pérez-Reyes, ha decido apostar por la industria y darle el impulso que esta necesita. Desde su criterio, la diversificación productiva es una forma de implementar una política industrial moderna que más que una intervención estatal impuesta sea resultado del diálogo entre el sector público y sector privado, donde el Estado sea solo un articulador.

Pero su apuesta es ambiciosa, pues desde su criterio más que trabajo operativo —que es el que se lleva adelante a través de las mesas ejecutivas o los programas de intervención para las mypes— lo que se necesita es trabajar a nivel institucional para definir a qué sectores el Estado debe darle una promoción o un impulso, pero tomando en cuenta no solo quienes lo necesitan más, sino quienes le generarán un beneficio al país.

Se trata de una nueva mirada que, más que pensar en el interés de algún grupo específico, se va a manejar con criterios de win-win, es decir, buscando que cualquier beneficio que se otorgue a un sector implique, de todas maneras, un beneficio para el Estado.

En el Perú, una mala costumbre ha sido la de otorgar beneficios, sobre todo tributarios, sin evaluar, no solo la conveniencia de los mismos, sino, sobre todo, si esos privilegios podrían finalmente significar una mayor recaudación cuando la actividad beneficiada alcance su madurez. En momentos en que la presión fiscal es tan baja y el interés de los gremios por conseguir beneficios tributarios abunda, la postura del ministro Pérez-Reyes es audaz.

Seguramente, poner en marcha su propuesta no será sencillo, sabe que la tramitología es apenas una pequeña arista de todo el problema y hay problemas más profundos sobre los cuales trabajar. Así, plantea viabilizar esta labor a través del Consejo Nacional de Competitividad e involucrar a varios ministerios. Le espera un camino difícil si realmente quiere cumplir su propuesta, pero si tiene claro su norte, podría dar más de un paso en la diversificación productiva.