Comisión de Constitución  (Foto: Congreso)
Comisión de Constitución (Foto: Congreso)

ELECCIONES PRIMARIAS. El último informe de expectativas del BCR mostró que cinco de los seis principales factores que limitan el crecimiento de las empresas son extraeconómicas y están relacionadas al aspecto político e institucional. Así lo recordaba Alonso Segura hace unos días (Gestión 20.11.2023) y la forma de eliminar estos limitantes es trabajar en el fortalecimiento de las instituciones y en mejorar la calidad de la gestión pública.

Sin embargo, el Congreso no parece tener clara esta necesidad y lo que hace con la mano derecha, lo borra con la izquierda, pues si bien recientemente aprobó –en primera votación– el retorno a la bicameralidad y la reelección, ayer, dio un claro retroceso en la transparencia para la elección de candidatos electorales.

Así, la Comisión de Constitución decidió que las elecciones primarias no necesariamente tendrán que ser por votación universal de todos los ciudadanos que se inscribieran, sino que los partidos políticos podrán optar por que solo voten sus afiliados o, lo que es peor, que sean solo los delegados (elegidos por los afiliados) quienes escojan a los candidatos a presidente, vicepresidente, gobernadores regionales, consejeros, alcaldes, regidores y congresistas.

La norma que exige que los partidos políticos deben elegir a sus candidatos vía elecciones primarias aún no ha podido ponerse en práctica –debido a la pandemia se postergó su aplicación para las elecciones generales del 2021 y, para las elecciones regionales del 2022, el JNE decidió que el tiempo era insuficiente para llevar a cabo y proclamar oportunamente los resultados de las elecciones primarias– y ya fue modificada. En un cambio que no ayudará a darle la transparencia que necesita la casta política.

La reforma política es un aspecto clave para recuperar la confianza de los inversionistas. Y la inversión privada es indispensable en un escenario económico como el actual, donde la recesión se mantiene con proyecciones de crecimiento a la baja, e incluso negativas, y cifras de desempleo en ascenso.

Si el Congreso no puede mostrar una línea clara para llevar adelante este punto de la reforma política, qué pasará con otros temas indispensables como la eliminación del voto preferencial, la regulación sobre el financiamiento político o los impedimentos para postular.

Este cambio en las elecciones internas debe pasar aún por el pleno del Congreso y es de esperar que con un poco de reflexión los parlamentarios entiendan el perjuicio de la propuesta.