ELECCIONES 2020.Divulgada la distribución —preliminar— de las curules en el nuevo Parlamento, desde Lima ha surgido una infinidad de versiones para tratar de explicar los resultados, sobre todo por las agrupaciones que no estaban en el radar “oficial”.

Dado que las interpretaciones de politólogos y periodistas no bastaban, se ha recurrido, incluso, a sociólogos y antropólogos para entender lo sucedido. Pero si bien todos los análisis son bienvenidos, también hay que hacer autocrítica.

El Frepap, Unión por el Perú, Alianza Para el Progreso y Acción Popular han logrado representación en más de 12 regiones, algunas incluso llegarían a las 18. Esto demuestra que no se trata solo de adjetivarlos como “sorpresas” y, mucho menos, como un efecto de los “memes”. Intentar minimizar los resultados que han obtenido dichas agrupaciones sería un grave error.

Es cierto que la desazón de la ciudadanía y el desgano a lo ya conocido han ayudado a que incluso quienes no militan en esos partidos los vean como una opción, pero también es necesario entender el entorno de las provincias —incluidas las diferentes Limas—, cuyas necesidades no necesariamente están alineadas a lo que sucede en las principales ciudades del país.

La realidad que ha quedado en evidencia con el resultado de las últimas elecciones es que no solo el Gobierno es centralista, todos, ciudadanos y medios de comunicación incluidos, tenemos, muchas veces, la mente puesta en el metro cuadrado a nuestro alrededor y somos incapaces de mirar lo que sucede a un kilómetro de distancia. En general seguimos viviendo de espaldas a lo que piensan o necesitan no solo las mayorías, sino en general “el otro”.

Hemos perdido la sensibilidad de “escuchar” a quienes no piensan como nosotros y creemos que todo el país está representado en Facebook, en Twitter o en nuestro grupo de amigos, y no, no es un problema solo de Lima. Si Lima no es el Perú, los problemas que evidencia tampoco son exclusivos de la capital.

No es fácil, pero durante el próximo año y medio en lugar de calificar de exótico al Frepap o tan solo denostar a Unión por el Perú, debemos trabajar para sintonizar mejor con las expectativas de los diferentes grupos sociales en el país, quizás así quedemos menos sorprendidos de lo que sucede a nuestro alrededor.