El Ejecutivo extiende la aplicación a las actividades acuícolas, de manejo y aprovechamiento forestal y de fauna (Foto: Andina).
El Ejecutivo extiende la aplicación a las actividades acuícolas, de manejo y aprovechamiento forestal y de fauna (Foto: Andina).

AGROEXPORTACIÓN. El tan publicitado pleno agrario realizado por el Poder Legislativo terminó con un sinsabor, pues ni el Gobierno ni el Parlamento mostraron interés por poner en debate la extensión de los beneficios de la Ley de Promoción Agraria. Y esta decisión, que en su momento criticamos desde estas páginas, cobra mayor relevancia al conocerse los últimos resultados del sector agroexportador.

Durante años, se ha puesto como ejemplo al sector agroexportador debido al crecimiento sostenido y a la diversificación lograda, pues siempre está a la búsqueda de nuevos mercados. Sin embargo, las cifras demuestran que en mayo el valor del total de nuestras principales agroexportaciones disminuyó en mayo generando una caída de 7.5% respecto al monto enviado en el mismo mes del 2018. Este mal resultado se dio tanto en los envíos de productos tradicionales como en los no tradicionales.

Esto evidencia que nada se puede dar por sentado. El apoyo a los sectores económicos es indispensable, y si eso es cierto en todas las áreas productivas, el tema toma mayor relevancia en el caso de un sector como el agroexportador, que no afronta conflictos sociales ni tiene que buscar la licencia social (como sucede en los proyectos extractivos), además se trata de una actividad que crea empleo formal y genera divisas.

El Congreso dejó pasar la oportunidad sobre todo cuando —más allá de algunos ajustes que se pueden hacer— la ley de promoción agraria ha dado resultados positivos en impulsar las agroexportaciones no tradicionales. Además, a diferencia de otros proyectos que los parlamentarios suelen aprobar, este no implica iniciativa de gasto ni afecta los ingresos tributarios del país.

Pero también es cuestionable que la actual titular del Minagri priorice el cambio de nombre de su cartera, pero no la ley de promoción agraria. Sobre este tema, se le ha escuchado poco o casi nada, al igual que al premier y al presidente. Tanto es el interés por el agro del actual Gobierno que Majes-Siguas II y Chavimochic III siguen paralizados, pues solo se repiten promesas de que se van a realizar pero que nunca se concretan.

Es momento de que congresistas y autoridades reaccionen y reconozcan que la falta de actuación podría afectar a uno de los sectores con mayor proyección.