Editorial de Gestión. La remozada lista presenta lugares cuya gestión turística es sostenible y promueve la participación comunitaria. (Foto: Andina)
Editorial de Gestión. La remozada lista presenta lugares cuya gestión turística es sostenible y promueve la participación comunitaria. (Foto: Andina)

TURISMO. En el Perú y en gran parte del mundo, el turismo es una de las actividades más golpeadas por la pandemia y su recuperación será lenta, por lo que se debe tener creatividad para revertir la situación. Justamente, The New York Times (NYT) ha modificado los criterios para elaborar su esperada e influyente lista anual de los “52 Places” para visitar, pues ha privilegiado lugares donde los visitantes pueden ser parte de la solución a problemas como el cambio climático y el exceso de turistas (“overtourism”, que amenaza con resurgir cuando el mundo vuelva a moverse).

La remozada lista se llama “52 Places for a Changed World” y presenta lugares cuya gestión turística es sostenible y promueven la participación comunitaria (con énfasis en el rol de la mujer), el cuidado del medio ambiente, la revalorización cultural y no reciben hordas de viajeros. El número 1 lo ocupa Chioggia, un pueblo que es una especie de Venecia en miniatura (está cerca de esa ciudad, saturada de vacacionistas). Hay presencia latinoamericana: la villa de Zihuatanejo (México) y áreas protegidas en Argentina, Brasil, Chile y Puerto Rico. No figura ningún destino peruano y habría que preguntarse por qué.

Los premios y menciones que medios turísticos han otorgado recientemente al Perú reconocen su oferta habitual, además que no tienen llegada al público que se busca atraer, mientras que el NYT sí tiene lectores que cumplen con el perfil de potenciales visitantes. En los últimos cinco años, cuatro lugares peruanos han figurado en su lista (el Valle Sagrado, Kuélap, el Centro Histórico de Lima y Huanchaco), aunque con los criterios de este año, quizás ninguno habría sido seleccionado.

No se trata de que en el país no exista una oferta turística sostenible, pero el mayor obstáculo es que la promoción del Perú en el extranjero sigue siendo la misma que hace una década (o más). Hace falta una nueva mirada que destaque la autogestión, la singularidad cultural y la preservación del entorno. Ya no será suficiente con destacar nuestra riqueza histórica y culinaria, pues los turistas pospandemia buscarán nuevas experiencias. En ese sentido, el Perú tendrá más competidores en la región, algunos de los cuales ya aplican campañas muy agresivas (caso de Argentina).

Entre enero y noviembre del 2021, llegaron 355,619 turistas extranjeros, lo que hará imposible de cumplir la meta del gobierno de Sagasti (1.22 millones). El BCR proyecta que el turismo se recuperará el 2023, pero mientras tanto, urge repensar cómo vender el destino Perú en el exterior.