VIOLENCIA CONTRA LA MUJER. Según data oficial, en los primeros seis meses del año se reportaron 70,000 casos de violencia contra la mujer, más de 12,000 mujeres fueron víctimas de agresión sexual. Y a noviembre la cifra reportada de asesinatos de mujeres a manos de un hombre llegaba a 117. Si se tiene en cuenta que 7 de cada 10 mujeres prefieren no denunciar algún acto de violencia del que fueron víctimas por vergüenza o desconfianza en el sistema de justicia, queda claro que las cifras mostradas son solo la punta del iceberg en el tema de violencia contra la mujer.
Es cierto que desde el 2015 el país cuenta con una ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, pero lo cierto es que una norma no basta, sobre todo cuando los ámbitos en que se da la violencia son tan diversos. Hace unos días, Gestión publicó un informe que mostraba que solo 1 de cada 10 mujeres que han sufrido un caso de acoso sexual en el trabajo decide denunciarlo. Y aun en las empresas que cuentan con una política para prevenir y sancionar esta práctica —que todavía son pocas— existe un 12% de trabajadoras que vivió alguna manifestación típica de acoso sexual (Gestión 24.11.2022).
No es un tema sencillo. La violencia contra la mujer tiene diversas manifestaciones. La más grave y la que más atención recibe es el feminicidio. Sin embargo, la norma reconoce que no solo la violencia física y sexual, sino también la violencia sicológica y la patrimonial o económica pueden generar tanto o más daño que las dos primeras, pero que pasan más inadvertidas.
Seguramente, hoy que se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, desde el Gobierno se verán diversas manifestaciones en pro de esta lucha. Lamentablemente, serán gestos de un día, porque aún es poco el esfuerzo que se despliega para evidenciar acciones concretas para reducir la incidencia, y no se trata solo de mejorar el acceso a la justicia, tanto a nivel de comisarías como de Poder Judicial o ampliar las líneas de ayuda para facilitar las denuncias y brindar asesoría y apoyo a las mujeres que se ven en la necesidad de salir de su hogar. Además de estas acciones de corto y mediano plazo, se requiere un fuerte trabajo educativo, que si bien es un proceso de largo plazo, es el único que podría lograr cambios reales y no se puede dejar en manos de hogares donde reina la violencia. El Minedu tiene la palabra.