Congreso de la República. (Foto: AFP)
Congreso de la República. (Foto: AFP)

FACULTADES MUTILADAS. El partido con mayor votación en las últimas elecciones fue Acción Popular. Sin embargo, evidencia una incongruencia de pensamiento entre varios de sus integrantes. Así, por ejemplo, cuando se debatía el retiro de los aportes de las AFP para afrontar el impacto del coronavirus, el presidente del Parlamento, miembro de AP, señaló que no era el momento de discutir dicha iniciativa, pero posteriormente toda la bancada apoyó la misma con su voto. Posteriormente, algunos integrantes del partido deslizaron la posibilidad de postergar las elecciones, medida en la que se tuvo que dar marcha mediante un comunicado, ante el rechazo de las otras bancadas.

Ahora la agrupación sorprende con una iniciativa que busca restringir el control político que debe realizar el Poder Legislativo. La propuesta plantea que, si bien se puede invitar a los ministros al pleno, estos no podrán ser censurados hasta después de terminada la situación de emergencia, salvo acuerdo en contrario del pleno del Congreso.

Es verdad que la situación del país requiere de un Parlamento mucho más responsable que los anteriores, y legisladores ocupados en las políticas de mediano plazo, más que en el corto plazo. Pero el control político es una de las columnas del Congreso, y en momentos en que el Ejecutivo debe actuar de inmediato y tomar decisiones con premura, esta labor cobra una mayor relevancia. Sustraerse de dicho control es como pedirle a la Contraloría que suspenda sus acciones durante el estado de emergencia.

No repetir las irresponsabilidades del pasado no significa sustraerse de sus obligaciones sino realizarlas con mayor cuidado. Se puede exigir un mayor número de firmas o algún otro requisito, pero no eliminar el control político.

De igual manera, si bien la coyuntura hace indispensable que el Parlamento vaya evaluando qué cambios a las normas electorales serían necesarios para ajustarlas a la nueva realidad que vive el país, de ninguna manera podría estar en duda que las elecciones generales se celebren en abril del 2021.

La democracia no puede ser exclusiva de países del primer mundo o para determinadas situaciones. La democracia es un tema de institucionalidad y debe ser mantenida a toda costa. Los peruanos que han pasado por varias dictaduras —tanto las evidentes como las solapadas— saben cuánto daño le generan estas al país.

El estado de emergencia y la preocupación por la pandemia no deben hacer olvidar el control ciudadano al comportamiento de nuestras autoridades, y estas incluyen al Parlamento. Hoy, más que nunca, les corresponde a todos cumplir con sus obligaciones. Para eso fueron elegidos.