Editorial de Gestión. Un  tema tan serio y que cada año afecta a miles de mujeres no puede ser tomado a la ligera.
Editorial de Gestión. Un tema tan serio y que cada año afecta a miles de mujeres no puede ser tomado a la ligera.

EQUIDAD DE GÉNERO. La polarización política en los comicios presidenciales genera que temas de importancia sean minimizados o exacerbados dependiendo de la esquina ideológica desde la que se miran los hechos, lo cual evita que se aborden con la seriedad necesaria.

Un último ejemplo de ello son las palabras de Pedro Castillo respecto a que “el feminicidio es producto de la ociosidad que genera el mismo Estado, la desocupación, la delincuencia”. Esta expresión es solo una muestra más de varias otras realizadas a lo largo de toda la campaña (incluida la primera vuelta) donde el candidato ha evidenciado que toma a la ligera —por decir lo menos— la violencia contra las mujeres o la equidad de género.

Aunque desde algunos sectores hoy se quiera olvidar, los feminicidios responden a causas estructurales como el machismo y las relaciones desiguales de género que se dan en todas las zonas del país y en todos los sectores socioeconómicos, no solo en el caso de personas “ociosas, desocupadas o delincuentes”. Debido a ello resulta indispensable que estas causas sean combatidas desde la escuela con un currículo que ayude a formar a los ciudadanos en la igualdad. Un tema que lamentablemente no es abordado en el plan de Perú Libre.

Tratando de traducirse a sí mismo, Castillo, en un tuit, ha dicho: “Me reafirmo, nunca más un Estado ocioso que no promueve ni protege a las mujeres, y muchas veces termina escudando a feminicidas, violadores y corruptos”, intentando hacer creer que en realidad se refería a la ociosidad del Estado.

Asimismo, la estrategia de quienes defendiendo la lucha de los derechos de las mujeres apoyan a Castillo ha sido mirar las debilidades de su contrincante recordando, por ejemplo, que fueron los congresistas de Fuerza Popular quienes se opusieron a la ley que eliminaba los beneficios penitenciarios a los violadores. Lamentablemente, el pecado de uno no convierte en santo al otro.

Lo cierto es que los dos candidatos que hoy disputan el sillón de Pizarro no han mostrado demasiado interés en que los temas de igualdad de género sean incluidos en el currículo escolar y han estado más cerca de movimientos como Con Mis Hijos No Te Metas. Ninguno ha tenido una postura clara o presentado alguna propuesta concreta a favor de la lucha contra la violencia o los feminicidios.

Un tema tan serio y que cada año afecta a miles de mujeres (entre enero y abril de este año se han registrado 6,160 casos de violencia sexual a mujeres y niñas) no puede ser tomado a la ligera y será indispensable exigirle al próximo Gobierno que, más allá de sus convicciones personales, trabaje a favor de derechos ya reconocidos internacionalmente.

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