Editorial de Gestión. La representatividad del turismo es débil, y no cuentan con un robusto soporte técnico y analítico.
Editorial de Gestión. La representatividad del turismo es débil, y no cuentan con un robusto soporte técnico y analítico.

TURISMO. A pocos días de iniciada la cuarentena, alertamos que el turismo sería una de las actividades más afectadas y que necesitaría un paquete que incluyese alivio fiscal y promoción. Pero el Gobierno solo se había contentado con señalar que entre los beneficiarios de sus programas y bonos hay empresas y trabajadores del sector, aparte de hablar de ayudas que nunca se concretaron. Finalmente, el fin de semana se anunció el Fondo de Apoyo Empresarial (FAE) para el sector turismo, un fondo especializado de garantías por 500 millones de soles que busca apalancar créditos del sistema financiero por 1,500 millones de soles y atender a 20,000 micro y pequeñas empresas. Pero lo cierto es que solo en el sector de alojamiento existen más de 25,000 agentes económicos. Lo que evidencia que varias empresas quedarán fuera de la ayuda.

Encima, rubros relacionados con el turismo forman parte de las últimas fases de la reapertura y las altas cifras de contagios colocan al Perú en situación vulnerable como destino internacional. A diferencia de los titulares del MTC, Produce o Trabajo, a quienes se les atribuye un sesgo controlista, Édgar Vásquez parece ser un opositor del “dirigismo estatal”. Por ejemplo, defendió con argumentos no suficientemente convincentes la desactivación de la Comisión de Promoción de Productos Bandera y traspasó las oficinas comerciales a Promperú. Por cierto, esta agencia ha lanzado una minicampaña para turismo receptivo, aunque sería más realista hacerlo para turismo interno.

Quizás Vásquez confíe en que cuando regresen los turistas, las empresas revivirán, aunque cabría preguntarse cuántas ya estarán quebradas. Y respecto a la necesaria reconversión de muchas de ellas, y también de trabajadores, pues las restricciones al número de visitantes no desaparecerán, ni una palabra sobre algún plan de apoyo. A esta falta de interés debe sumarse la inacción de un ministerio ligado con el turismo, Cultura, que se ha mantenido al margen de las dificultades que enfrentan artesanos y otros creadores.

Además, la representatividad del turismo es débil. Canatur no figura como asociada de Confiep –solo lo está el gremio de aerolíneas–, pero a diferencia de no asociados como ADEX, SNI o CCL, que cuentan con robusto soporte técnico y analítico que apuntala sus propuestas y pedidos, el gremio turístico carece de esas herramientas, lo cual es una seria desventaja. En suma, las empresas y trabajadores del sector tienen un reto muy cuesta arriba.

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