También habrá que comenzar a pensar en el presupuesto del próximo año, que no tendrá el mismo monto que el actual.
También habrá que comenzar a pensar en el presupuesto del próximo año, que no tendrá el mismo monto que el actual.

HACIENDO NÚMEROS. El jueves pasado, el Gobierno emitió bonos globales en dos tramos: US$ 2,000 millones con vencimiento en enero del 2031 (a 2.78% de interés) y US$ 1,000 millones (enero del 2026, a 2.39%). La demanda superó los US$ 25,000 millones. Esto muestra que los inversionistas de cartera siguen confiando en la solidez macroeconómica del Perú (gracias a años de trabajo), la misma que ha permitido diseñar un plan de contención y reactivación ante la pandemia equivalente a 12% del PBI.

La titular del MEF, María Antonieta Alva, informó que el monto obtenido servirá “para darle liquidez al financiamiento del plan para reactivar la economía”. Eso significaría que será destinado a los esquemas que se diseñan para el levantamiento gradual de las restricciones que hoy afrontan las actividades que no son consideradas esenciales. Es apropiado que el Gobierno recurra a esta alternativa de financiamiento, considerando que la recaudación tributaria se está viendo afectada –cayó 17.9% en marzo–.

Sin embargo, también es necesario que se afine sustancialmente el gasto dirigido a la contención de la pandemia, en particular en las condiciones que afrontan los trabajadores esenciales. Se ha constatado la clamorosa falta de indumentaria adecuada en el personal sanitario, lo que ha generado protestas de enfermeras y médicos, mientras que la precariedad de las instalaciones policiales –y la aparente indiferencia de muchos altos mandos– ha contribuido al alarmante número de agentes contagiados y fallecidos.

Los responsables (Minsa, Essalud, Mininter) justifican la carencia de equipamiento de protección en que los países ricos están “acaparando” las compras, pero lo que cabe preguntarse es si todo tiene que ser necesariamente importado. Mientras tanto, mucha indumentaria de seguridad que se adquirió en el extranjero es de mala calidad.

Otro gasto que podría estar en riesgo es limpieza pública. Si la recaudación de la Sunat se ha contraído, la de los municipios estaría peor, sobre todo donde en épocas normales ya era baja. Por eso es perentorio que se asegure que ese servicio esencial no se verá interrumpido en ninguna localidad del país.

En los próximos días, el MEF deberá presentar la actualización de sus proyecciones –el FMI espera una caída de 4.5% este año y un rebote de 5.2% el 2021–. También habrá que comenzar a pensar en el presupuesto del próximo año, tema bastante complicado porque los primeros seis meses corresponderán a este Gobierno, y los restantes, al que resultará elegido. Y no se contará con el mismo monto que el actual para gastar.