Editorial de Gestión. No debería esperarse para explorar las características que está adoptando el mercado turístico internacional. (Foto: GEC)
Editorial de Gestión. No debería esperarse para explorar las características que está adoptando el mercado turístico internacional. (Foto: GEC)

TURISMO. La semana pasada, el primer ministro británico, Boris Johnson, anunció que sus ciudadanos podrán realizar viajes vacacionales al extranjero a partir del 17 de mayo. Inmediatamente, las reservas de pasajes aéreos y paquetes turísticos hacia destinos veraniegos europeos –España, Grecia y Portugal– se dispararon.

Reino Unido forma parte del grupo de países con mayor avance en la vacunación, al igual que Israel y Chile, cuyo Gobierno espera alcanzar la inmunidad de rebaño en junio. Los tres figuran entre los principales emisores de turistas hacia el Perú. Con la certeza de estar inmunizados, quizás muchos vuelvan a considerar la posibilidad de vacacionar en el exterior, como ya está ocurriendo con los británicos. Pero cabría preguntarse si preferirán destinos donde la vacunación también camine a buen ritmo, a fin de reducir al mínimo cualquier riesgo de contagiarse.

Lamentablemente, nuestro país no está en la lista de vacunación rápida, de modo que es incierto el momento en que retomará su papel de destino turístico premium. Pero no debería esperarse hasta que se tengan certezas para comenzar a explorar las características que está adoptando el nuevo mercado turístico internacional. La principal restricción que afrontará esa labor es la drástica caída de la recaudación del impuesto al ingreso por vía aérea (US$ 25 por pasajero) –ya no habrá dinero para financiar eventos deportivos cancelados por la pandemia–.

La titular del Mincetur, Claudia Cornejo, anunció la semana pasada la Estrategia Nacional para la Reactivación del Sector Turismo, aunque el documento todavía no se ha publicado. Dijo que los objetivos de la estrategia son desarrollar y consolidar una oferta sostenible, posicionar al Perú como destino de primer nivel y seguro, y mejorar la competitividad del sector, fortaleciendo su institucionalidad y articulación público-privada. Más allá de generalidades, hay pocas medidas puntuales como el otorgamiento de los sellos “Safe Travels” a más destinos a nivel nacional, “con el apoyo de los gobiernos regionales”.

Hasta ahora, el apoyo brindado al sector ha sido escaso y tardío. El año pasado, el turismo receptivo generó divisas por US$ 1,002 millones, una caída brutal frente a los US$ 4,703 millones del 2019. Si el Gobierno no reacciona ante la nueva coyuntura y sus autoridades siguen confiando en la suerte, otros países “nos atrasarán” y alojarán a los turistas que hubiesen preferido el Perú, pero que cambiaron de opinión porque decidieron dejar de soñar y se animaron a viajar.