CONSECUENCIAS. Pedro Castillo fue presidente hasta el 7 de diciembre, pero las secuelas de su golpe de Estado afectaron los resultados económicos de todo ese mes. Las manifestaciones que reclamaban su liberación y reposición –entre otras exigencias reñidas con el orden constitucional–, en muchos casos se tornaron violentas y a los bloqueos de carreteras se sumaron saqueos a comercios y ataques a instalaciones públicas y privadas (incluido incendios). La convulsión perjudicó el desempeño de sectores como turismo, agropecuario, comercio minorista y servicios de transporte de pasajeros y carga, entre muchos otros.
La consecuencia fue un magro crecimiento del PBI en diciembre: 0.86%, la tasa más baja desde enero del 2021. Pero los bloqueos y paros del último mes del 2022 solamente acentuaron una desaceleración que se inició con la investidura de Castillo debido a la incertidumbre que generaron sus embates y los de sus colaboradores contra las empresas formales –a las informales e ilegales nunca las tocó–, su ineptitud para gobernar, el deterioro de la administración pública con el ingreso de personal inadecuado a ministerios y otras dependencias, y los cada vez más numerosos indicios de corrupción.
Así, el PBI solo creció 2.68% el año pasado, respecto del registrado el 2021: por debajo de todos los pronósticos, privados y oficiales, pese a que a lo largo del año, dichas proyecciones no dejaban de ser revisadas a la baja. Por ejemplo, el BCR estimaba una expansión de 2.9%. Esta entidad suele ser bastante acertada con sus cálculos, pero no contaba con la alteración que sufriría la economía en diciembre. El sector con mejor desempeño fue alojamiento y restaurantes –estrechamente vinculado con el turismo–, con una tasa de 23.17%, que refleja su recuperación tras dos años de recesión por causa de la pandemia.
Lamentablemente, también estará entre los más perjudicados con la convulsión, pues ya sufre la cancelación de reservas hoteleras y de paquetes turísticos hasta bien entrado el año. Es que los bloqueos y ataques no solo continuaron en enero sino que se agravaron –el MEF estima que se perdieron S/ 1,400 millones–. Y los turistas no serán los únicos en dejar de venir; sino que la inversión privada nacional y extranjera también buscará destinos más seguros y estables. La preocupación también se evidencia en agencias calificadoras y organismos multilaterales. El FMI acaba de alertar que el Perú tiene perspectivas muy inciertas y que prevalecen los riesgos a la baja. Solo el Congreso está tranquilo.