Editorial de Gestión. Respecto al RI anterior (marzo), el BCR ha elevado su proyección de inflación de 2% a 3%. (Foto: GEC)
Editorial de Gestión. Respecto al RI anterior (marzo), el BCR ha elevado su proyección de inflación de 2% a 3%. (Foto: GEC)

INFLACIÓN. El alza del dólar, generada por la volatilidad política y la incertidumbre electoral, y el aumento de las cotizaciones internacionales de alimentos que el Perú importa –exacerbado por el encarecimiento de la divisa estadounidense–, podrían ejercer presión sobre la inflación. De hecho, los precios que más aumentaron entre enero y mayo fueron los de combustibles y alimentos importados, que influyeron en que la inflación anualizada (junio 2020-mayo 2021) se ubique en 2.45%, muy cerca del límite máximo del rango meta que el BCR establece para su política monetaria (entre 1% y 3%).

En su Reporte de Inflación (RI) de junio, la entidad indica que su balance de riesgo inflacionario es neutral, es decir, no observa probabilidades ni para arriba ni para abajo sobre su proyección de inflación para este año, aunque hay que precisar que respecto al RI anterior (marzo), la ha elevado: de 2% a 3%. Eso significa que el BCR ya incluyó en sus cálculos los efectos de la subida del tipo de cambio y de las mayores cotizaciones de bienes importados (trigo, maíz amarillo duro y soya) que son insumos de productos con fuerte presencia en la canasta básica de consumo.

Hay que subrayar que el balance de riesgo inflacionario toma como escenario base “la normalización de la coyuntura reciente de alta volatilidad de los mercados financieros locales”. Es que además del alza del dólar, ha habido vaivenes en la bolsa, salida de depósitos bancarios a cuentas en el exterior, reducción de montos en fondos mutuos, etc. El BCR advierte que si dicha normalización demora en llegar, el efecto del incremento del tipo de cambio sobre la inflación sería mayor. Así que aunque parezca extraño, el comportamiento de la inflación depende en gran medida del accionar del JNE.

La autoridad monetaria cuenta con herramientas para frenar una inflación que se aparte demasiado del rango meta. Por ejemplo, podría ser más agresivo en sus ventas de dólares, aunque eso comprometería las reservas internacionales (ya ha destinado más de US$ 2,000 para ese fin), redoblar el uso de instrumentos como los repos, o subir su tasa de interés de referencia, que mantiene en 0.25% desde abril del 2020. Sin embargo, con solo realizar anuncios –como una futura elevación de dicha tasa– podría anclar expectativas inflacionarias excesivas, si es que estas llegan a surgir.

Otras medidas, como las que suele aprobar el Congreso en materia de control de precios, o subsidios a la importación de alimentos, empeorarían una situación que de momento parece manejable.


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