El intento de golpe de Estado contra el presidente boliviano Luis Arce, acontecido ayer, nos recuerda que, afortunadamente, en la mayor parte de la región puede prevalecer el orden democrático. El breve levantamiento de un grupo de militares liderados por el destituido comandante Juan José Zúñiga, quienes desplegaron tanquetas e intentaron irrumpir en el palacio presidencial, duró unas pocas horas y concluyó con la detención de Zúñiga. La crisis pudo contenerse.
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Aún queda mucho por aclarar respecto de los móviles y la sanción correspondiente de quienes formaron parte de la intentona. Esta es una tarea que corresponde al sistema de justicia boliviano, que ya puso en marcha dicha labor. El presidente Arce procedió de manera prudente al cambiar la cúpula militar y apelar al respaldo popular. Naturalmente, saldrá políticamente fortalecido de este evento, lo que además podrá ponerlo en una situación ventajosa en medio de la pugna de poder que lleva con Evo Morales, de quien fue ministro de Economía. Las elecciones generales serán el 2025. Ambos están expectantes.
En cuanto a la respuesta de la región, es digno destacar el respaldo de los líderes de los países al orden democrático en Bolivia y el rechazo absoluto al intento de golpe de Estado. En Perú, tanto el premier Gustavo Adrianzén y el canciller Javier González-Olaechea fueron claros al fijar la posición del país y al invocar que se depongan los actos de fuerza en contra del Gobierno de Arce. Una vez más, la región mostró resistencia democrática. Pero la sensación es más de alivio que de seguridad.
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Muchos estudios demuestran la precarización y fragilidad de la democracia en la región. El Democracy Index de The Economist Intelligence Unit (EIU), por ejemplo, nos muestra el sostenido retroceso de Latinoamérica y el Caribe. Según la edición 2023 del estudio, publicada en febrero pasado, se registró el octavo año consecutivo de declive democrático para Latinoamérica y El Caribe. Tanto Perú como Bolivia han mostrado deterioros y ambos son considerados regímenes híbridos por el índice de EIU y no democracias plenas.
Pese a ello, el camino de la democracia siempre debe prevalecer. Es algo que en el Perú también debemos recordar constantemente, sobre todo con el recuerdo fresco de un intento de golpe –el de Pedro Castillo–. Así, fortalecer nuestras instituciones debe ser una tarea que las autoridades deben ejercer permanentemente.
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