A casi un año de la primera vuelta de las próximas elecciones, el Congreso todavía no ha aprobado el marco legal que finalmente será aplicable a dichos comicios. Por cómo van las cosas, de hecho, ni siquiera sorprendería si el Legislativo termina haciendo una excepción al impedimento de modificar las leyes electorales un año antes de la votación, como ocurrió en el 2021. Aunque esta vez, sin que exista una pandemia de por medio como excusa.
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Que otra vez estemos por aprobar las reglas electorales para el 2026 a última hora traerá consigo una serie de consecuencias negativas esperables. No solo ocurre que, por obvias razones, cambiar las reglas al final genera desconfianza en todos los actores. Tanto en los locales, como en los que nos observan desde otras partes del mundo. Además, también significa que los reglamentos que los organismos electorales deberán aprobar para operativizar esas leyes se publicarán contra el reloj.
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Como es evidente, cambiar las normas electorales a tan poco tiempo de que empiecen las elecciones también impacta negativamente en el orden, fluidez y hasta en la lógica del calendario electoral. Adelantándose a los posibles retrasos, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) publicó el año pasado un proyecto de calendario considerando las reglas vigentes, así como los tiempos que por motivos técnicos debe tomar cada etapa del proceso electoral. Sin embargo, recientemente la Comisión de Constitución del Congreso ha presentado una propuesta alternativa, considerando las últimas iniciativas de cambios de congresistas (varios sin respaldo técnico), pero alterando las fechas originalmente planteadas por el JNE.
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Lo que ha ocurrido es que varias fechas se han acortado. Por ejemplo, el plazo para inscribir precandidaturas a las elecciones internas pasa del 12 de octubre (propuesta del JNE) al 31 del mismo mes, mientras que las propias elecciones internas pasan del 16 de noviembre al 30 de noviembre y 7 de diciembre. Por otro lado, los congresistas han propuesto que ya no participen la Reniec y el JNE en la organización de estos comicios internos (lo que había sido un avance en los últimos procesos que le restó poder a las cúpulas), sino que estos vuelvan a estar a cargo de sus organismos electorales partidarios. Y aun así, pretenden que la fecha límite para la inscripción oficial de candidatos cierre en la misma fecha originalmente propuesta por el JNE: el 23 de diciembre. ¿Cómo va a poder procesar este organismo tantos pedidos de inscripción en menos tiempo del que tuvo en el 2021?
La irresponsabilidad de este Congreso nos viene dejando con un calendario peligrosamente ajustado, desconfianza y reglas poco claras. Que después no busquen culpar a otros.
