Con el rimbombante nombre de “Ley de fortalecimiento de las cajas municipales de ahorro y crédito para promover la competencia en beneficio de los consumidores”, el Congreso aprobó en marzo del 2023 la Ley 31711 que, entre un grupo de nuevos productos que estas entidades financieras (CMAC) fueron autorizadas a ofrecer, figura la emisión de tarjetas de crédito. La norma fue promulgada directamente por el Congreso porque el Ejecutivo había observado la respectiva autógrafa.
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Es que la norma siguió un “procedimiento” que se ha vuelto perniciosamente habitual: fue sometida a un debate carente de seriedad y aprobada por el pleno sin tener en cuenta las opiniones técnicas que emiten ministerios o agencias especializadas. En este caso en particular, las observaciones vinieron de la SBS, que es la encargada de supervisar a las CMAC. La principal objeción fue precisamente sobre la emisión de tarjetas de crédito, ya que podrán hacerlo sin contar con la autorización de la SBS –ni siquiera se requerirá un pronunciamiento de esta reguladora–.
“Sin una adecuada evaluación… que verifique el compromiso de la CMAC con el cumplimiento del marco normativo, se expondría a estas entidades a pérdidas financieras importantes que podrían afectar su solvencia”, advierte el informe técnico de la SBS. Esto debido a que las tarjetas de crédito tienen asociados riesgos operacionales y crediticios distintos de los productos que ofrecen, aparte que se incrementaría su exposición al riesgo de fraude. Hasta antes de la ley, la SBS tenía un procedimiento de autorización con requisitos para evaluar la capacidad de las CMAC de gestionar ese producto.
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La única que comenzó a emitir tarjetas de crédito bajo esa regulación fue la CMAC Cusco, el año pasado (fue autorizada el 2020). Otras dos lo han hecho bajo la nueva legislación y una más lo ha anunciado para el próximo mes. A raíz del deterioro de los indicadores financieros de las microfinancieras, cabría preguntarse si ahora es el momento de que inviertan en nuevos productos que son inherentemente riesgosos.
Hace diez días, la CMAC Sullana fue intervenida por la SBS, y la semana pasada, la Cooperativa de Ahorro y Crédito Quillabamba corrió la misma suerte. Si la reguladora demoró en detectar (o prevenir) sus problemas patrimoniales, cabría preguntarse si la emisión automática de tarjetas de crédito, sin previo cumplimiento de requisitos, causará nuevas complicaciones en la supervisión.
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