Escribe: Whitney Miñán, editora de Economía.
Cada vez se siente más lejano –y, de hecho, lo está– aquel 2008 donde la economía del país creció a una tasa de 9.1%. Aunque los años siguientes no se “repitió el plato”, el Perú incluso palpó cifras por encima del 6%. Hoy, por el contrario, parece que se debe aplaudir un crecimiento de alrededor de 3%, después de una recesión, y encapsular la discusión sobre si las proyecciones oficiales aumentan o no en unas décimas.
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La frase –que ya parece estribillo– no ha calado aún en quienes pueden tomar “el toro por las astas”: ¡Si Perú no crece a más de 5%, la pobreza simplemente no se va a reducir al ritmo que se requiere para el bienestar de las familias!
Ya no somos la estrella de la región, pero no cabe duda que podemos volver a la fama. El foco está en un trabajo conjunto desde todos los flancos, con intereses más allá de los propios. Tarea compleja, pero no imposible.
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Lo sorprendente es que mientras el país libra sus propias batallas (o hasta guerras, si hablamos de inseguridad e instituciones débiles), el contexto internacional favorable nos saluda desde lejos (tal vez, desde muy lejos).
Términos de intercambio positivos, con precios del oro y del cobre marcando récords históricos, tasas de interés de referencia con reducciones más claras, inflación en una posición óptima, entre otros indicadores, podrían permitirle al país pisar a fondo el acelerador. Pero, hoy en día, da la sensación de que se ha decidido ni siquiera poner primera y arrancar.
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La discusión es aún más larga, pues, aunque no se pueda “adivinar” el futuro, se puede “proyectar”. Para el BBVA Research, por ejemplo, la economía aumentaría 2.7% en el 2025, año preelectoral, lo cual podría ser hasta entendible. Pero, entre el 2026 y 2029, el crecimiento promedio anual sería de 2.6%.
Este porcentaje “modesto” –por llamarlo de alguna manera– solo refleja que Perú pudo hacerlo mejor, tomando en cuenta que aún es un país emergente y que su espacio de crecimiento debería ser mucho mayor que el que espera esta entidad bancaria.
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Elmer Cuba, socio de Macroconsult, tiene una frase que, a mi consideración, resume bien lo que significa un crecimiento en estos niveles: “Crecer a este ritmo es bueno para los negocios, pero desde el punto de vista más amplio del país, se requiere ir a tasas doble para romper el equilibrio del mercado laboral”.
En medio de este crecimiento promedio de 2.6% hasta el 2029 solo se me viene un tema a la cabeza: la responsabilidad que tendrá el Gobierno de Dina Boluarte de sentar bases, y la que tendrá el próximo mandatario o mandataria de no mantener el status quo. Además, de la participación mucho más activa de la parte privada.
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Si el PBI potencial, que en buena cuenta es lo que una economía puede producir operando a su máxima capacidad, no se despega de ese 2.5% que estiman diferentes analistas, Perú se quedará en una trampa donde ser mediocre podría ser su nueva característica, lo que debe evitarse a toda costa.
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Editora de Economía y coordinadora de ESG del diario Gestión. Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Con casi 10 años de experiencia profesional en el rubro.