(Foto: Grupo EC)
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POLÍTICA PERUANA. A fines del año pasado, ni el más visionario de los analistas podría haber imaginado los diversos escenarios que se suscitaron durante el 2019. Sin duda, el cierre del Congreso es el mayor hito, por las consecuencias que esta medida ha generado: una acción de amparo, que fue desestimada; una demanda de inconstitucionalidad que está en trámite y de cuya resolución todos esperan lo que pueda decir el Tribunal Constitucional; la convocatoria aelecciones parlamentarias que se realizarán el 26 de enero; y una Comisión Permanente cuya labor está centrada en la revisión de los decretos de urgencia.

El cierre del Legislativo fue consecuencia de un año en el que ni el Parlamento ni el Gobierno fueron capaces de lograr los consensos mínimos que les permitieran darles forma a las acciones que el país necesitaba para lograr mejores resultados económicos.

Para los partidos políticos tampoco parece haber sido un buen año. Varios de sus líderes están inmersos en investigaciones por casos de corrupción —ya sea en el país o en el extranjero—, e incluso el líder histórico del Apra se suicidó antes de ser detenido. El movimiento ha sido tal, que en el actual proceso electoral se ha visto a varios exparlamentarios cambiando de camiseta y han aparecido nuevas agrupaciones.

A nivel de la lucha contra la corrupción, los fiscales encargados han tenido unas de cal y otras de arena, pues en ocasiones se han perdido entre los reflectores, abusando de la figura de la prisión preventiva (a tal punto que tanto las cortes superiores e incluso el Tribunal Constitucional han tenido que enmendarles la plana) y retardando el inicio de los procesos penales, situación que a la larga podría generar mayor desazón en la población.

El presidente Vizcarra, por su parte, ha centrado su labor política en repetir el discurso de la lucha anticorrupción. Sin embargo, la detención de su ex primer ministro César Villanueva ha sido un golpe a sus palabras. Tratar de influir de alguna manera en las próximas elecciones tampoco parece ser una medida adecuada, y por ello el Jurado Electoral Especial le ha abierto una investigación.

En lugar de ocuparse de las elecciones, el mandatario debería acelerar el paso para cumplir con los 1,556 compromisos asumidos y evitar que se activen nuevos conflictos sociales. Pero sobre todo el presidente debe entender que si no busca consensos con las nuevas fuerzas en el Parlamento poco se podrá avanzar. La bala de plata del cierre del Congreso solo se puede usar una vez.