Redacción Gestión

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IMPACTO DEL DIÁLOGO. Pedro tiene problemas para relacionarse con la gente. Nos referimos, por supuesto, al personaje central de "Tantas veces Pedro", la novela de Alfredo Bryce. Si hay coincidencia con la personalidad del presidente del Consejo de Ministros, Pedro Cateriano, esta parece haberse esfumado desde que asumió el cargo, hace once días, y hoy nos encontramos con un funcionario dialogante. Hasta se podría decir que concertador y abierto a las críticas.

Es que está cumpliendo lo que ofreció cuando pasó del Ministerio de Defensa a la PCM y la semana pasada se reunió con quienes hasta hace poco no podía ni verse, como Alan García, que sorprendió a todos cuando al término de la cita declaró: "Cateriano puede contar con nuestro respaldo". Keiko Fujimori no fue tan elocuente, lo cual demuestra que aún le falta olfato político.

Los representantes de las fuerzas electorales menores también gozaron de su atención –entre ellos, Alejandro Toledo y PPK–, así como los voceros del empresariado asociado en la Confiep. Esta semana será el turno de Somos Perú, Acción Popular y la CGTP. No es la primera vez que un jefe del Gabinete "tiende puentes" con la oposición y los líderes del sector privado y de los trabajadores, pero en esta ocasión la situación es distinta: el entorno político está demasiado caldeado y, lo que es aún peor, la economía sigue desacelerada.

Si con este cambio de actitud Cateriano consigue el voto de confianza del Congreso, entonces habrá que esperar que cumpla su segundo ofrecimiento: comenzar a destrabar las inversiones. Esa tarea requerirá de liderazgo y acciones concretas que deberá promover con su equipo de ministros, algunos de los cuales parecen estar siguiendo la tendencia del PBI y no levantan cabeza.

Si para afuera los buenos modales están surtiendo efecto, dentro del Gobierno hace falta convencerse de que buena parte del estímulo económico depende del gasto público y de reducir los trámites burocráticos.La oposición también tiene que poner de su parte. El Apra está marcando la pauta –ojalá luego no se desdiga–, mientras que el fujimorismo anda desubicado. Quien no parece haber tomado nota es el presidente Ollanta Humala. A ver si regresa de Panamá menos beligerante.