Un día antes de dejar el MEF, José Arista anunció un “shock regulatorio” para reducir el número de trámites y permisos a fin de impulsar las inversiones. Pero el shock lo sufrió él mismo porque el 31 de enero, la presidenta Dina Boluarte lo cambió por José Salardi, quien se desempeñaba (desde diciembre del 2022) como director ejecutivo de ProInversión, que precisamente se encarga de promover la inversión privada.
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¿Qué aciertos y desaciertos tuvo la gestión de Arista? El principal acierto habría sido el impulso de la inversión pública, que el año pasado aumentó 18.2%, respecto del 2023. Pero los malos pasos fueron más. El gasto de capital del Gobierno general solo equivale a la tercera parte de su gasto corriente, cuyo componente de remuneraciones creció 8.7%. Es que Arista toleró la incesante intromisión del Congreso en las finanzas nacionales con sus leyes con iniciativa de gasto –sobre todo en remuneraciones–, pese a que la Constitución lo prohíbe y, con ello, prosiguió con la debilitación política del MEF.
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En suma, dejó las finanzas públicas peor de lo que las encontró: el déficit fiscal pasó de 2.8% a 3.6% del PBI entre el 2023 y el 2024. Y para llenar ese forado, recurrió a una mayor emisión de bonos soberanos y globales, endeudando a los contribuyentes y a futuros gobiernos. El Consejo Fiscal ha señalado que el gasto público creció por encima del techo fijado por la regla fiscal correspondiente. Así las cosas, el principal reto del tocayo de Arista será dejar de incumplir las reglas fiscales (ver páginas 15 y 22). Pero para lograrlo, tendrá que asumir una postura menos solícita frente al Congreso, lo cual parece improbable dado el peligroso dominio que hoy ostenta ese poder del Estado.
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Entre los numerosos cargos públicos que ha desempeñado Salardi, figura el de ministro de la Producción, entre julio y noviembre del 2020, en plena pandemia, cuando el Gobierno de Vizcarra comenzó a reducir las excesivas restricciones que habían empeorado lo que ya era una penosa recesión. Claro que enfrentar una crisis sanitaria y económica no es lo mismo que bregar en medio de una crisis de confianza, que es lo que hoy padece el país. Tal vez podría jugar a su favor su experiencia con Obras por Impuestos (OxI), que está bajo el ámbito de ProInversión. El año pasado, ese esquema sumó S/ 4,204 millones, superando con creces el máximo previo (S/ 1,155 millones, el 2017).
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El titular de la PCM, Gustavo Adrianzén, ha dicho que el cambio de tres ministros fue para “refrescar al Gabinete”. Pero mientras permanezcan los ineficaces, el Gobierno seguirá frágil.
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