Escribe: Omar Mariluz, director periodístico de Gestión.
El ministro de Economía y Finanzas, José Arista, tuvo que pedir disculpas por decir la verdad. En una entrevista la semana pasada con Mávila Huertas y Fernando Carvallo en RPP, el titular del MEF reconoció lo que es una realidad aplastante hoy en el país: que el Gobierno de Dina Boluarte es débil.
Pero la verdad irrita a la presidenta. De inmediato Boluarte salió a corregir a su ministro de Economía y asegurar que el suyo es “un Gobierno fuerte que tiene grandes amigos en las bancadas” del Congreso. Entonces, ¿como se trata de sus amigos les permite destruir lo poco que queda de institucionalidad en el país?
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Es que es muy difícil de hablar de un Gobierno fuerte cuando apenas el 9% de los peruanos aprueba su gestión, según la última encuesta de Ipsos a nivel nacional. Este es el nivel más bajo desde el punto más crítico (7%) que se vivió durante el quinquenio del expresidente Alejandro Toledo, hoy en prisión.
Cómo hablar de un “Gobierno fuerte” cuando en América Latina, el Perú es el país que menos confía en la gestión de su jefe o jefa de Estado, de acuerdo con la última encuesta del Barómetro de las Américas 2023. Solo el 10% de los peruanos confía en su presidenta, lo que nos ubica por debajo de países como Haití, un Estado fallido, y la discreta Surinam.
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Pero, al parecer, la presidenta basa la fortaleza de su Gobierno en la sostenibilidad que le dan sus “grandes amigos en las bancadas” de un Congreso totalmente desprestigiado ante la población, que anda más preocupado en subirse el sueldo y aprobar leyes que favorecen a grupos ilegales o informales, mientras libera fondos privados como los de las AFP o CTS para distraer la atención de la ciudadanía.
¿Pero realmente ese apoyo parlamentario le otorga fortaleza? Sí, le permite mantenerse en el cargo, por ahora, pero a la vez nos muestra a un Gobierno sin ninguna capacidad para detener proyectos populistas y destructivos en diferentes áreas que ya nos pasan factura. Y los agentes económicos son muy conscientes de esta situación y por eso es por lo que la confianza empresarial sigue golpeada y la inversión privada apenas si crece.
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Esta no es una percepción que solo se comenta a nivel interno por grupos contrarios al Gobierno. Esta es una advertencia que se ha puesto sobre la mesa hace varios meses por diversos bancos de inversión, líderes empresariales o agencias calificadoras de riesgo. La rebaja de calificación de Standard & Poor´s al Perú la semana antepasada fue justamente eso: la confirmación del deterioro.
Pero la presidenta prefiere no escuchar la verdad porque tampoco tiene ninguna capacidad para revertirla. Es más fácil jalarle las orejas públicamente a su ministro de Economía y Finanzas por sus arranques de sinceridad durante una entrevista radial, que tratar de convencer a sus aliados en el Parlamento o en la Municipalidad de Lima que no sigan destruyendo la sostenibilidad del país.
La otra pregunta que se desprende de todo esto es ¿hasta cuándo sus “grandes amigos” en el Congreso seguirán siendo sus amigos? Desde el 28 de julio del 2025 pondrá realmente a prueba esa amistad.
Magíster en Economía, diplomado internacional en Comunicación, Periodismo y Sociedad, estudios en Gestión Empresarial e Innovación, y Gestión para la transformación. Cuento con más de 15 años de experiencia en el ejercicio del periodismo en medios tradicionales y digitales.
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