Luis Aguado
Jefe de Marketing de Pandero
Uno de los efectos de la pandemia a nivel mundial ha sido el aumento de la brecha entre ricos y pobres, hemos retrocedido más de 10 años en la lucha por reducir el desbalance en el poder adquisitivo, especialmente en América latina.
Ante la imposibilidad de trabajar, muchas familias han tenido que usar todos sus ahorros para poder subsistir. Esta pérdida de excedentes ha incrementado la necesidad de estas familias de financiarse, sobre todo para poder comenzar algún tipo de emprendimiento que les reporte ingresos: movilidad, bodegas, tiendas, entre otros.
Pero el gran problema al que se enfrentan es el de encontrar alguna entidad que le otorgue financiamiento con tasas de interés razonables y seguro (sistema formal). Para los segmentos socioeconómicos medios y bajos esta tarea se les presenta muy difícil, ya que, por lo general, están fuera del radar de las entidades financieras, al ser de un riesgo elevado.
Según la encuesta que realizamos en Pandero a personas del segmento socioeconómico C, solo el 20% se atreve a solicitar un crédito en una entidad bancaria o en una caja, de estos, al 55% se le deniega. Según datos de Apeim, el NSE C comprende el 35% de la población urbana a nivel nacional y el 43% de la población urbana en Lima, por lo que estamos hablando del segmento más numeroso y además el más pujante en el desarrollo económico del país.
Asimismo, los que logran una aprobación (45%), se enfrentan a otras dificultades para poder lograr el desembolso finalmente: el 44% se encontró con trámites y requisitos muy complejos, el 35% con tasas o cuotas muy altas y al 21% le pedían una inicial muy elevada.
Cuando les preguntamos sobre su percepción de las entidades financieras tradicionales, solo el 6% considera que les brindan facilidades a la hora de otorgar un crédito, mientras la gran mayoría (60%) opina que el acceso es muy difícil para ellos, el 38% restante lo considera normal.
Analizando estos datos, no es difícil determinar el gran reto al que se enfrentan la gran mayoría de peruanos y peruanas a la hora de emprender o adquirir un bien de coste elevado, como un auto o un inmueble. En muchos casos, tienen que recurrir a prestamistas informales que les cobran intereses desorbitados y no ofrecen ninguna seguridad. Cuando logran un financiamiento formal, tienen que pasar por extensos trámites y asumir intereses muy altos que acaban por ahogarlos económicamente.
La clase socioeconómica media es uno de los pilares fundamentales para el desarrollo económico del país, es básico que pueda acceder a un financiamiento que les permita emprender o adquirir bienes que les permita afianzar su posición económica y seguir aspirando a escalar a segmentos más elevados. Para ello, es necesario que existan políticas de financiamiento más accesibles y alternativas más fáciles que no acaben por desesperanzar al ciudadano o ciudadana.