Diego Arispe, Gerente Central de Responsabilidad Social Empresarial y Talento en Pacasmayo
Existen diversas situaciones en el ámbito corporativo que nos han permitido entender que los grandes retos se superan trabajando en equipo y se alcanzan mejores resultados si se generan sinergias que persiguen objetivos en común con otros stakeholders del mismo o de diferente sector.
La instauración de alianzas estratégicas ha hecho posible enfrentar escenarios críticos como el Fenómeno del Niño Costero del 2017, el cual afectó, según cifras de Unicef, a 1.9 millones de personas y que, gracias a la creación de campañas y alianzas empresariales, se logró el pronto reabastecimiento de alimentos y medicamentos, y el traslado de ciudadanos de zonas profundamente afectadas por las intensas lluvias.
Cabe resaltar que las alianzas no sólo deben manifestarse en situaciones como éstas, sino que deberían surgir también con el fin de establecer mecanismos de prevención y/o de oportunidades frente a próximos escenarios de esa naturaleza. Como ejemplo, la Universidad de Piura en colaboración con la Universidad de Newcastle y la Universidad de St. Andrews anunciaron el proyecto Fenómeno de Oportunidades, estudio realizado en Sechura que estudia los efectos positivos del fenómeno en la pesca y en la agricultura. Además, busca estudiar el impacto de El Niño para mejorar la resiliencia de los pueblos ante futuros eventos e incentivar nuevos estudios sobre las condiciones climáticas.
Asociaciones internacionales también respaldan el propósito de las alianzas. La Organización de las Naciones Unidas, a través del decimoséptimo Objetivo de Desarrollo Sostenible, promueve la formación de éstas para el logro de objetivos propuestos al 2030, fomentando el trabajo articulado entre organizaciones públicas y privadas en beneficio de grupos de interés conformados por comunidades, proveedores y colaboradores.
Pero ¿cómo es que impactan las alianzas en nuestros stakeholders? Esto dependerá de la naturaleza del proyecto, de la claridad de los objetivos y del compromiso genuino de los equipos involucrados hacia un bien común. Es mediante la real unificación de esfuerzos de las organizaciones públicas, privadas y la sociedad civil que se pueden cubrir las brechas sociales, de educación, salud, ambientales e, incluso, de infraestructura, para seguir construyendo un Perú más sostenible para las próximas generaciones. Por lo tanto, no sólo son una oportunidad frente a las crisis, sino también para cubrir de manera proactiva y con mayor sostenibilidad las carencias existentes en nuestro país.
Sin duda, el trabajo será más eficiente si colocamos a nuestro público objetivo al centro y pensamos, a partir de ello, en soluciones que nos permitan lograr grandes cambios. Es importante definir los objetivos que busca la alianza para que sean monitoreados periódicamente con indicadores claros, alcanzables y medibles.
Esta evaluación permitirá integrar y asegurar que las acciones llevadas a cabo contribuyan con el fin del proyecto y se tomen decisiones clave a tiempo. Finalmente, las empresas, el Estado y la sociedad deben tener en cuenta que el mejor momento para establecer alianzas es siempre.