Escribe: Elsa Galarza, Directora de la Escuela de Gestión Pública de la UP
El rol de la mujer en el sector público es fundamental no solo para lograr sociedades más justas, inclusivas y equitativas, sino también para garantizar un gobierno eficiente, efectivo y sensible a las necesidades de todos los ciudadanos. Se debe tener en cuenta que las mujeres constituyen el 50,4% de la población nacional (2023), por lo que es crucial que estén representadas de manera equitativa en todas las esferas de la vida pública, incluido el gobierno y la administración pública.
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En los últimos años, se han realizado avances en la participación de la mujer en el sector público peruano, aunque todavía existen desafíos importantes que enfrentar. Por ejemplo, se han establecido leyes y políticas como las cuotas de género en las listas electorales para el Congreso, para promover la participación de las mujeres en la vida pública. En el período 1956 -2000 la representación parlamentaria de las mujeres fue en promedio 7,1%, incrementándose de manera significativa en los siguientes años, llegando a ser el 37,7% (49 congresistas mujeres) en el periodo congresal 2021-2026. Sin embargo, datos del INEI revelan que existen aún seis departamentos que no tienen representación parlamentaria de mujeres. Estos son: Madre de Dios, Puno, Moquegua, Ica, Huancavelica y Pasco.
Sin embargo, lograr un espacio con mayor presencia de mujeres en la toma de decisiones requiere promover la igualdad de género en todos los ámbitos de la sociedad. En este sentido promover una educación inclusiva desde la infancia es un elemento esencial, en el que niños y niñas puedan ser expuestos a todas las áreas del conocimiento y actividades, y así lograr mayores oportunidades educativas y laborales en años posteriores. El acceso a la educación ha permitido por ejemplo el incremento de mujeres ministras de Estado. En el año 2023, el 42,1% del gabinete ministerial era dirigido por mujeres. La decisión de escoger a una mujer en este cargo, de alta responsabilidad y decisión política, supone que sean profesionales capacitadas y con experiencia laboral.
Para ello, se requiere que las mujeres tengan oportunidades de formación profesional, acceso al empleo formal, remuneraciones adecuadas, entre otros, es decir, se requiere eliminar las barreras de género existentes. Ello permitirá incrementar la designación no solo de ministras, sino también de viceministras y otras funcionarias en diferentes áreas del gobierno.
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A pesar de estos avances de las mujeres en el sector público peruano, todavía existen desafíos significativos que limitan la participación plena de las mujeres. Estos desafíos incluyen la persistencia de estereotipos de género, la discriminación y la falta de apoyo institucional para abordar las barreras que enfrentan las mujeres en el ámbito laboral y político. Por ello se hace necesario generar redes de apoyo y mentoría. La presencia de mujeres en posiciones de liderazgo y responsabilidad en el sector público sirve como un poderoso modelo a seguir para las generaciones más jóvenes. Inspirar y capacitar a las mujeres para que participen activamente en la vida pública fomenta la aspiración y la ambición de las niñas y jóvenes.
Aún queda mucho trabajo por hacer para lograr una representación equitativa y una participación plena de las mujeres en todos los niveles del gobierno y la administración pública, hagamos que el día de la mujer sea una fecha para recargar fuerzas y continuar abriendo espacios de oportunidad para las mujeres debidamente capacitadas. El país necesita de su contribución para tener mejores políticas públicas y, en general, un mejor Estado.
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