¿Debacle empresarial ante vientos adversos?, por Jorge Pancorvo Corcuera, Catedrático de Postgrado. (Foto: Difusión)
¿Debacle empresarial ante vientos adversos?, por Jorge Pancorvo Corcuera, Catedrático de Postgrado. (Foto: Difusión)

Por Jorge Pancorvo Corcuera, Catedrático de Postgrado

Vivimos una situación de excepción que aqueja no solo a sino a todo el mundo trastocando el modus vivendi imperante, creando inestabilidad de mercado y afectando expectativas adversamente. También, es claro que no sabemos a cabalidad la profundidad y extensión de esta y la magnitud de su efecto para la sociedad.

Ante incertidumbre, la cautela y el actuar prudente de personas, empresas y gobierno gravita dentro de un conjunto de factores de entorno. Sin embargo, las decisiones y acciones de los distintos actores influirán en su propio comportamiento y en los demás, ligados e interdependientes.

Ya se están barajando diversas manifestaciones empresariales. Mencionaremos algunas: recelo, recorte en planes de inversión, refinanciamiento, extensión en los plazos de pago, despidos, reacomodo de puestos de trabajo, movilizar inventarios, gastar lo indispensable.

No vaya a ser que la inmediatez y la aplicación de medidas, siendo necesarias, subordine un entendimiento más atinado de la problemática particular de cada empresa.

Ante la crisis una medicina paliativa para tentar una cura es ingeniarse liquidez: dinero en caja; vale decir, depender más de uno mismo. Se tiene varias maneras de asumir este reto, algunas propias a la empresa y otras que le son ajenas. Ahora, se hace imprescindible un manejo financiero más acucioso que persiga, entre otros, gestionar el nivel de endeudamiento y lograr un adecuado capital de trabajo.

En el corto plazo, hemos de perseguir que menos dinero salga de la empresa; por ejemplo, reducir gastos discrecionales, postergar pago de dividendos, asegurar recursos que sean costo-efectivos. Partiendo de nuestras propias operaciones cómo y qué hacer para apuntalar la liquidez: procesos y actividades que se puedan subcontratar o tercerizar, inventarios bien gestionados que logrando disponibilidad mejoren el flujo de caja, revisión con mente abierta de todo aquello que ha venido prevaleciendo para buscar mayor eficiencia y productividad. Se hace indispensable actuar en conjunto; la acción coordinada y proactiva entre áreas funcionales y colaboradores permite afrontar mejor lo insospechado.

La actividad logística – clave en estos momentos - y las relaciones con los proveedores, también, ofrecen un espacio a trabajar. No es solo cuestión de presionar por precio – si uno gana y el otro pierde siempre habrá un afectado y por tanto una relación frágil – sino intentar sentarse a dialogar con los que nos interesan para elaborar agendas de trabajo mutuamente beneficiosas. Puede ser el momento de enfriar activos y negocios potenciando otros ante el actual estado de cosas.

Sin embargo, no hemos de olvidar que derivado de crisis y recesiones se presentan excelentes oportunidades de innovar (el ayer nos brinda un sin número de ejemplos de experiencias y logros destacables). Se incuban nuevas y distintas necesidades del consumidor que, con presupuestos familiares menores o intenciones de compra menos impulsivas, pretende una oferta ad hoc. Las empresas, también, requieren propuestas novedosas y pertinentes en un mercado convulsionado.

Por tanto, hay que saber ser austeros pero sin hacerlo a rajatabla y en todo; habrán nuevos productos y servicios prometedores que uno va a tener que desarrollar para diferenciarse, en su momento, como empresa.

Ante la decisión inmediata de muchos de postergar o descartar inversiones, pasado el fuerte remezón bien valdrá la pena sopesar que inversiones en recursos y talentos se deberan acometer para que de su ejecución se coseche en tiempos mejores.

Enfrentaremos la adversidad, ¿con recetas acostumbradas y “probadas” o con propuestas novedosas – posiblemente más complejas y riesgosas – que busquen superar o aminorar las dificultades? Se resalta mucho el concepto de la responsabilidad de la empresa ante la sociedad y su efecto social, pues ahora la empresa tiene un gran reto y excelente oportunidad de honrarla poniendo a prueba ese compromiso.

Racionalidad y buscar liquidez son un buen remedio para sobrellevar la enfermedad, pero si además se aplica con ingenio y sabiduría puede redituar ventajosamente cuando el ciclo recesivo comience a cambiar de vientos.