Un año y medio después –y un gobierno que amenazó con convertirse en dictadura–, y se sigue escuchando el pedido de Asamblea Constituyente. El país está dividido, según el IEP –con data de mayo–, entre un 49% que rechaza la posibilidad y un 47% que la respalda, aunque la mayoría crea que lo más conveniente sea solo hacer algunas modificaciones constitucionales (en línea con lo que revela Ipsos Perú en sus encuestas ante una pregunta similar). La mitad del país confiesa que no ha leído la Constitución, pero hay que reconocerle a la izquierda que su mensaje sin fondo –que la Asamblea Constituyente dará paso a una sociedad más justa y equitativa para todos– ha calado, en un claro aprovechamiento de las necesidades urgentes de los menos favorecidos del país.