Hay que cuidar nuestras instituciones, sobre todo aquellas que son infranqueables para este Gobierno. La principal de ellas es el BCR, muy bien resguardada por Julio Velarde. La semana que pasó la autoridad monetaria subió por decimoquinto mes consecutivo su tasa de interés de referencia, a la que llevó a 7%, su nivel más alto desde el 2003. La decisión es, sin duda, contractiva para la economía –pues encarece los créditos, lo que limita el consumo y la inversión–, pero no por ello cuestionable. Su base es técnica, y hay que estar atentos a la crítica que puede despertar en los actores del Gobierno y sus satélites para mellar la imagen de Velarde –y, con ello, la fortaleza del BCR– e intentar apoderarse de la institución.