Las tres estrategias con las que el empresariado peruano enfrenta la crisis política

"Mientras tanto, una de cada cuatro empresas aplaza su pago de Reactiva, los inversionistas extranjeros pierden interés por las empresas peruanas, y el PBI se desacelera por una minería y una agricultura golpeada por los conflictos sociales y la falta de fertilizantes". (Foto: iStock)

19/09/2022 08H07

¿Qué hace el empresariado ante esta crisis? ¿Cómo reacciona? Ya hemos repetido aquí, en múltiples ocasiones, el nivel de crecimiento de la inversión privada, estable en 0%, según las cifras oficiales, que son las más alentadoras del mercado. Pero hay negocios y proyectos en marcha, y es evidente que —en la mayoría de los casos— sobre ellos no es posible detenerse. Tres caminos, entonces, marcan la pauta hoy de las estrategias empresariales locales, según Apoyo Consultoría: optimizar —optimizar—, innovar y mirar al extranjero.

Repito “optimizar” porque llega por partida doble: el 51% de las empresas reduce sus costos y el 33% digitaliza sus procesos con este objetivo, según el sondeo del Servicio de Asesoría Empresarial (SAE) de Apoyo Consultoría. En contraparte, hay quienes buscan oportunidades contra todo: el 33% lanza o desarrolla nuevos productos y el 25% desarrolla sus plataformas digitales. Y, finalmente, están los que no paralizan del todo sus inversiones, pero con una diferencia: la mirada internacional. Un 11% apunta hacia esa expansión, mientras que un 22% la sigue buscando a nivel local. El mix es una defensa de los mercados ganados y dos apuestas: por la innovación, para crecer pese al contexto de negocios, y por la diversificación, pero con menos ‘riesgo Perú’.

¿Persisten los temores? Sí, aunque ligeramente contenidos. Víctor Albuquerque, director de Análisis Sectorial de Apoyo Consultoría, lo explica así en una reunión con miembros de directorios organizada por KPMG —y no en vano titulada “Liderar en tiempos de crisis”—: “El debilitamiento del Gobierno tiene un componente positivo: acota el riesgo de éxito de propuestas muy radicales, al menos en el corto plazo”. En 14 meses, se debilitaron los grandes riesgos del sistema —como su propio fin, la pérdida de la independencia del BCR, las expropiaciones y las renegociaciones de contratos— y se fortalecieron otros más enfocados, que hoy golpean fuertemente a la empresa, como el endurecimiento de la legislación laboral y el deterioro de la gestión pública.

El último punto suena un círculo vicioso, como desagrega Albuquerque: la propia incompetencia del Gobierno —”sin visión ni agenda”, “populista” y de una gran “inexperiencia”— limita aún más su capacidad de convocatoria de funcionarios públicos competentes. Las portadas de Gestión de la última semana así lo prueban: a cambio del fracaso de la compra de urea el Gobierno anuncia subsidios y luego insiste en su propuesta de elevar el salario mínimo anualmente. Mientras tanto, una de cada cuatro empresas aplaza su pago de Reactiva, los inversionistas extranjeros pierden interés por las empresas peruanas, y el PBI se desacelera por una minería y una agricultura golpeada por los conflictos sociales y la falta de fertilizantes. Así vamos.