Director general de Centrum PUCP
Una de las preguntas de mayor relevancia hoy es: ¿cuál es el rol que debe ejercer una empresa en la sociedad? Y aunque todas cuentan con una misión que responde al giro del negocio en el que se desempeña y al público objetivo al cuál sirve, el propósito al cuál pueden servir es mucho más amplio. El propósito ideal de una empresa responde a una consciencia que busca generar un impacto positivo en la sociedad, esto es, trascender introduciendo progreso y bienestar social.
Para generar este impacto positivo, las empresas deben de cumplir con ser, pensar, querer, hacer, lograr y trascender. Empecemos con las 3 primeras: para que una empresa pueda ser una con impacto positivo, debe pensar como una; y para que piense como una, debe querer aspirar a serlo. ¿Cómo lo logran? A través de la adopción de criterios ASG, de la investigación, desarrollo e innovación, y del respeto por el género y la diversidad laboral.
Una vez que desarrollan una identidad como empresa con impacto positivo, la empresa debe cumplir con la fase de acción, en la que pueda “hacer” sus operaciones siguiendo un comportamiento empresarial responsable de manera que le permita lograr competitividad al mismo tiempo que trascienda en la sociedad generando progreso y bienestar social.
Sin embargo, las empresas no son las únicas responsables de generar un cambio social, sino que forman parte de un sistema capaz de generar un ciclo positivo. Este sistema social es conformado por las empresas, por las instituciones educativas y por las instituciones políticas. Estas últimas cumplen un rol importante en el respaldo de las iniciativas ASG y en su cumplimiento, pues aún existe un importante grupo de personas que desconfían de la posibilidad de tener un impacto positivo y crear productividad al mismo tiempo. Finalmente, un sistema como este puede solo funcionar si tiene el respaldo de las personas que lo soliciten y que expresen su apoyo a través de decisiones de consumo que alimenten el ciclo.
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