Gerente de Consultoría tributaria de EY Perú
La relación de las empresas con la tributación está cambiando sustancialmente en el mundo. Diversos estados ensayan nuevas medidas para proteger su recaudación y desincentivar el uso de estructuras opacas, carentes de sustancia y que exploten las discordancias entre legislaciones tributarias.
Países con economías importantes están apostando por transitar de una relación de desconfianza entre las empresas y las administraciones tributarias hacia una de cooperación. Para ello, es preciso gestionar el riesgo tributario eficientemente y, por tanto, tratar de forma diferenciada a los contribuyentes según su perfil de riesgo y cultura de cumplimiento.
A los contribuyentes que desde la alta dirección evidencian una voluntad de cooperación implementando una cultura de cumplimiento certificada (con estándares incluso más elevados que el legal) se les brinda facilidades para que puedan enfocarse en generar valor. Así, se facilita su crecimiento y, a la vez, una mayor recaudación.
De esa forma, la administración tributaria puede acentuar su labor fiscalizadora y de corrección en la actuación de aquellos contribuyentes reacios a cumplir la ley y en combatir la informalidad ampliando la base tributaria.
En el Perú, donde la desconfianza entre contribuyentes y la administración ha derivado en un nivel de litigiosidad que va rumbo a hacer inviable la gestión tributaria, romper el círculo vicioso que genera la desconfianza para empezar a cooperar es un proyecto a mediano o largo aliento. En esa dirección se requerirían medidas como:
- Brindar méritos legales a los programas de cumplimiento tributario que las empresas están implementando.
- Eliminar la aplicación de sanciones cuando el contribuyente acredita una debida diligencia y actuó sobre una interpretación razonable de la ley.
- Fomentar la razonabilidad de la interpretación de las normas nuevas a ser asumida por la administración a través de su discusión en un foro técnico con la participación de expertos.
- Incrementar la predictibilidad generando incentivos para la celebración de acuerdos anticipados de precios de transferencia y la formulación de consultas individuales.
Debe quedar claro que el objetivo de medidas como estas no es que los contribuyentes paguen menos tributos, ni que las administraciones recauden más, sino contribuir a construir una relación de la cual ambas partes se beneficien.
A pesar de que hay empresas que por propia convicción vienen implementando una cultura de compliance y que ello podría generar ventajas para la administración tributaria, dada la coyuntura política actual, en el Perú no queda claro si una relación cooperativa será parte del futuro o solo una ilusión.