Head of Industry Value Advisory SAP Latinoamérica Sur
En toda la historia corporativa de las empresas, esta ha sido posiblemente la más dura; sin embargo, la otra cara de la moneda nos muestra cómo los momentos más desafiantes pueden ser los de mayor aprendizaje.
Cuando empezó la pandemia, hicimos un análisis del mercado en Latinoamérica y les preguntamos a los CEOs como veían el escenario económico, el 75% pronosticó un decrecimiento en sus ingresos durante el 2020; sin embargo, más del 69% de esos CEOs no reduciría sus inversiones en tecnología durante ese mismo periodo. Definitivamente consideran a la tecnología como una piedra angular para salir de esta crisis.
Esto nos llevó a reflexionar sobre cuáles fueron los aprendizajes que nos dejó esta coyuntura. Me gustaría mencionar 3, con un alto componente del valor humano:
1. No subestimar la capacidad de adaptación de las personas. Tuvimos que pasar de un día a otro al trabajo remoto, hubo muchas dudas sobre el resultado, pero la productividad se mantuvo y hasta inclusive se incrementó. Proyectos importantísimos de transformación digital se hicieron en tiempo y forma. Eran proyectos que requerían consultores de todos lados, del extranjero y funcionó muy bien. Este fue el primer aprendizaje. Y ese miedo que tenían las empresas de entrar a proyectos de manera remota se fue desvaneciendo.
2. Toda transformación y todo cambio genera un estrés en las personas, entonces el segundo aprendizaje fue escuchar con más detalle a los colaboradores porque nuestra coyuntura cambió completamente. Por ejemplo, nos apoyamos en encuestas en línea, escucharlos fue clave para resolver sus necesidades y hacerles la vida más sencilla.
3. Escuchar a los clientes. Los clientes pasaban por lo mismo que nosotros y por ello fue fundamental estar al lado de nuestros clientes y todo el ecosistema, entender cuáles eran sus prioridades y necesidades, tratar de definir por donde teníamos que ir para encontrar los mejores beneficios para ellos.
No hay duda que la tecnología es una habilitador para mejorar y hacer de las empresas más eficientes, pero muchas veces ponemos el énfasis en el medio y no en el fin, nos emocionamos con la tecnología, cuando lo importante es dar un paso atrás y observar hacia donde vamos como organización. Cuando las empresas se embarcaron en nuevos proyectos de transformación digital, tuvieron mayor éxito las que lograron medir el impacto de cada uno de sus procesos para centrar sus esfuerzos en las acciones que realmente aportaban un valor real. La visión debía ser el proceso, luego la tecnología necesaria.
La coyuntura nos obligó a hacer un análisis del impacto y del retorno de inversión, algunas empresas tuvieron que acelerar más que otras esta transformación digital y lo vivimos, tal fue el caso de las empresas del sector mayorista y retail, expertas por naturaleza en la compra y distribución de productos, llevaron toda su operación al b2b y b2c pero se dieron cuenta en el camino que todo lo que iba detrás ( stocks, despacho y logística en general) no era tan fácil; cumplir con los tiempos fue todo un desafío y hubo una gran necesidad de adaptarse a los cambios. Pequeñas y medianas empresas de estos sectores, que ya habían comenzado su proceso de transformación digital en ser b2c, crecieron hasta en 1000% sus ventas.
Las tecnologías de e-commerce y gestión de la cadena de suministro son ya parte de los negocios como también el uso de soluciones de análisis de costo y rentabilidad por productos y servicios para identificar cuáles son realmente rentables. Es cada vez más importante la automatización de cientos de procesos a través de los robots que hacen las tareas repetitivas y administrativas, ganando en eficiencia, velocidad y atención al cliente.
El valor y el retorno de la inversión que va a tener la tecnología debe ser la prioridad, no implementar por implementar, las empresas deben evaluar el ROI, con la pandemia los valores cambiaron por industria. Hoy un valor es tener una cadena de suministros redundante con múltiples proveedores, múltiples empresas, múltiples tipos de productos y asegurar una cantidad y calidad de entrega al cliente. Lo es también, el nivel de servicios a través de los canales digitales y debe medirse el valor de la inversión en todo el viaje del cliente para nuevamente asegurar su satisfacción.
Finalmente, el riesgo financiero quizás sea el valor más significativo para la empresa que necesita rentabilidad, con el cambio como la única constante, las empresas necesitarán herramientas tecnológicas que les brinde la capacidad de simulación de distintos escenarios para reaccionar a tiempo, ante una eventualidad. La capacidad de responder con agilidad se convierte en una oportunidad para las empresas.
El poder reaccionar rápidamente a los nuevos cambios de una manera automatizada será su ventaja competitiva, pero los valores, cambiarán constantemente por eso la clave será siempre evaluar los procesos para tomar mejores decisiones de transformación digital