Associate Partner de Consultoría de EY Perú
En los últimos años hemos escuchado mucho respecto a la transformación digital y que, el gran reto que han tenido las empresas ha sido encontrar una iniciativa que les permita lograr resultados rápidos y tangibles con una inversión relativamente baja.
Una tendencia cada vez más aceptada es la automatización robótica de procesos (RPA), la cual permite realizar tareas repetitivas, con grandes volúmenes de datos y muy susceptibles al error humano. Automatizar este tipo de tareas genera mayor eficiencia y permite aprovechar mejor el talento humano en otras actividades de mayor valor agregado. Sin embargo, la manera adecuada de afrontar la automatización de procesos es estableciendo una hoja de ruta que involucre a todas las áreas de la empresa que puedan beneficiarse de esta tecnología. Muchas organizaciones han adoptado la idea de una optimización de la fuerza de trabajo al digitalizar la labor remota, apalancándose en otras tecnologías emergentes tales como la analítica de datos, aprendizaje de máquinas o utilizando herramientas de inteligencia artificial.
No obstante, automatizar tareas comunes de oficina aun es un territorio poco explorado. Con el enfoque y asesoría adecuados, se puede lograr retornos significativos. Pero, para ello, hay tener una visión integral del potencial de esta tecnología, lo que en otras palabras significa automatizar lo automatizable.
Así, surge el término de hiperautomatización, que apunta a mejorar la eficiencia de la organización y al mismo tiempo aprovechar al máximo el talento del colaborador, quien se dedica a labores donde su criterio e ingenio son más valiosos.
El punto de partida para iniciar este proceso consiste en identificar aquellas áreas con puntos de dolor que puedan ser remediados mediante la automatización. Con este inventario, el siguiente paso es realizar una priorización para su desarrollo, utilizando criterios como su nivel complejidad, tiempo y beneficios a obtener. Así, se puede establecer una hoja de ruta y un buen caso de negocio para conseguir el presupuesto requerido. Todo esto permitirá realizar un mejor uso de los recursos disponibles y una adecuada selección de la herramienta a utilizar. Finalmente, toca establecer un plan de implementación y su posterior ejecución.
Las organizaciones que han adoptado la automatización inteligente han reportado una mejora en reducción de costos, en cumplimiento normativo, mayor exactitud en la ejecución de sus planes, mayor productividad y nuevas fuentes de ingreso, así como también una mejora en el balance vida/trabajo del colaborador, siendo todas ventajas competitivas que afectan positivamente el resultado global de la compañía.
Para convertir la automatización y la tecnología en una ventaja competitiva, las compañías necesitan trazarse metas ambiciosas, tales como implementar la hiperautomatización plenamente.