Gerente General de ComexPerú
El libre comercio y la integración del Perú al mundo generan enormes oportunidades para nuestro país. El comercio exterior es motor de la economía, del emprendimiento y genera empleos de manera descentralizada. Las exportaciones totales se multiplicaron por 8 en las dos últimas décadas, al pasar de US$ 6,883 millones a US$ 58,219 millones entre el 2000 y el 2021. El dinamismo de las exportaciones no tradicionales creó más de 2 millones de empleos y las agroexportaciones han sido un catalizador de desarrollo rural.
Las importaciones pasaron de US$ 7,441 millones a US$ 51,112 millones entre el 2000 y el 2021. Un 80% de las importaciones son bienes de capital o insumos, lo que impulsa la competitividad de la industria.
Asimismo, se desarrolló el tejido empresarial vinculado con el comercio exterior, con más de 40,000 mypes exportadoras e importadoras en todo el país.
Hoy, lamentablemente, el comercio exterior enfrenta serios riesgos. No hay liderazgo en el sector y vamos en reversa. Se desaprovechan oportunidades, perdemos competitividad y no hay propuestas para mitigar riesgos.
Las exportaciones están en jaque. Primero, en lugar de aprovechar el ciclo positivo de los precios de los minerales para impulsar la inversión y exportación mineras, el Gobierno actúa irresponsablemente en los conflictos mineros, con lo cual todos perdemos. La menor producción y exportación minera significa menores divisas, menor pago de regalías y canon, menos recursos para gobiernos regionales y locales, y, por ende, para la inversión pública. La paralización de Las Bambas y Cuajone, según la SNMPE, implica una pérdida de US$ 20 millones y el Estado deja de recibir US$ 7 millones diarios.
Segundo, las agroexportaciones tienen un futuro incierto más allá del 2023. La pérdida de competitividad por los cambios en la ley agraria, la incertidumbre política y los bloqueos de carreteras han desalentado nuevas inversiones en el sector, que hoy se van a países vecinos. Cultivos como cítricos, espárragos y granadas han dejado de ser rentables.
Tercero, el Gobierno impulsa medidas de proteccionismo comercial, lo que pone en riesgo las exportaciones. Busca aplicar una salvaguardia a la ropa importada en una clara medida de protección que viola los acuerdos internacionales. Ello traería represalias de nuestros socios comerciales y afectaría nuestras exportaciones pesqueras de pota, calamares y langostinos, sobre todo de Tumbes y Piura, así como las agroexportaciones de arándanos, uvas y paltas de los valles costeros de Piura, La Libertad, Lambayeque e Ica.
Por factores externos, las importaciones se encarecen debido al aumento de los costos de transporte y los precios de commodities. El Gobierno no hace nada.
Ante ese escenario, se puede reducir el impacto del aumento del costo del flete a través del cobro del arancel sobre el precio FOB o reducir temporalmente un porcentaje de los gastos de transporte, tal como lo propone la Comunidad Andina.
En cuanto a los commodities e insumos, por ejemplo, el maíz tenía un precio CIF/t de US$ 199 en el 2019, pero en marzo de 2022 llegó a US$ 349. El trigo pasó de US$ 255 a US$ 396 y los fertilizantes, de US$ 319 a US$ 611. En esa línea, urgen medidas como un subsidio directo focalizado en los pequeños agricultores para la compra de fertilizantes, a fin de evitar la caída de la producción en cultivos como arroz, papa y maíz.
Tenemos enfrente una crisis alimentaria y las autoridades están cruzadas de brazos.
La falta de liderazgo y la destrucción de la tecnocracia han colocado al comercio exterior en reversa.