Escribe: Enrique Castillo, periodista.
No es una novedad el decir que las cosas en el continente no andan nada bien. La mayoría de nuestros vecinos viven momentos de incertidumbre y enfrentan problemas de todo tipo.
Ecuador parecía empezar a salir de una muy difícil situación, pero en la última semana el Gobierno del presidente Daniel Noboa tomó una de las decisiones más controvertidas de su gestión, la misma que le generó un cuestionamiento a nivel internacional.
Lo de Colombia ya lo conocemos, el desempeño tan errático y cuestionable de su presidente Gustavo Petro que no deja de pelearse con otros gobernantes del continente, y toma decisiones que provocan un malestar generalizado en sus ciudadanos.
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En Venezuela es lo de siempre. Un régimen que busca perpetuarse a través de una pantomima de elecciones en la que los candidatos de “oposición” son elegidos y autorizados por el régimen de Nicolás Maduro, y donde la verdadera candidata opositora María Corina Machado, que representa realmente a la mayoría de venezolanos, es atacada permanente y “oficialmente” por el Gobierno actual.
Chile no la pasa tan mal, pero tampoco tan bien. Temas como el de la inseguridad, el manejo económico y la misma situación política han golpeado al Gobierno de Gabriel Boric y la recuperación no es tan fácil.
Si cruzamos hasta el Atlántico, no vamos al mejor de los escenarios.
Lo del Perú es sumamente preocupante, porque eso que algunos llaman estabilidad, con sus diferentes variantes, no es otra cosa que un desgobierno(?).
La presidenta y sus ministros de confianza, que ya tienen una grave crisis de credibilidad y confianza, están más preocupados por seguir y enfrentar las consecuencias políticas, mediáticas y fiscales por el caso Rolex, que de gobernar en serio. Una prueba reciente de ello ha sido la marcha y contra marcha de Torre Tagle sobre el visado para quienes querían venir a visitar el Perú desde México, y como consecuencia de la decisión cuestionable del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
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El Congreso aprovecha la oportunidad para dar rienda suelta a su populismo, a la satisfacción de sus apetitos y de sus intereses, y a las venganzas de todo tipo, antes de dar leyes necesarias o de hacer un verdadero y responsable control político.
Y algunos gobernadores regionales, más sospechosos que nunca, están más preocupados por los allanamientos, los documentos que hay que entregar y los que hay que desaparecer. Así como las investigaciones que hay que enfrentar.
Este escenario continental y nacional, y los enfrentamientos entre los Gobiernos de Perú con México o Colombia, ahora de Ecuador con México, de Argentina con Colombia, de Venezuela con varios países, y así en varios casos, nos hacen preguntarnos por la situación de los procesos de integración económica en marcha, y concretamente por la Alianza del Pacífico.
¿Qué está pasando y qué va a pasar con la Alianza del Pacífico?
Este foro ya había sufrido una fuerte crisis con el enfrentamiento de AMLO y Petro con Dina Boluarte, lo que se superó, en parte, gracias a la colaboración de Chile.
Hoy los nuevos enfrentamientos de México con varios países de la región, así como los problemas internos en cada país, vuelven a poner en cuestión la agilidad y buen funcionamiento de este proceso de integración económica.
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Es verdad, que en los momentos duros los empresarios de los países miembros pudieron superar las dificultades que los políticos crearon y, a pesar de que la dinámica perdió algo de su velocidad, no se paralizaron las acciones y actividades.
Sin embargo, también es verdad que el comportamiento poco colaborador y poco responsable de algunos presidentes impidió que se siguiera avanzando en reformas que eran absolutamente necesarias. Un veto político implícito se imponía y hasta el momento no se ha podido lograr que se reúnan las más altas autoridades de este foro tan importante.
Las actuales circunstancias no dan para el optimismo. Por el contrario, medidas como la aplicada por México de imponer la visa a los visitantes peruanos son piedras en el camino de esta ansiada integración.
Para algunos, las próximas elecciones en México pueden representar un alivio y un ligero avance, pero nada está dicho. La línea marcada por AMLO puede continuar, las relaciones entre los países latinoamericanos pueden seguir frías y nuestro escenario interno puede seguir sufriendo deterioros por algún tiempo.
Desde la Cancillería y desde los gremios económicos, poco se ha sabido sobre el avance de la Alianza del Pacífico, y tenemos la presidencia pro tempore. Creemos que es necesario que los peruanos podamos conocer qué es lo que se está avanzando, y qué es lo que está deteniendo o demorando nuevos avances.
La posibilidad de interactuar, y de seguir y aumentar las posibilidades de participar de los mercados a los que nos da acceso la Alianza del Pacífico, es algo que no debemos perder ni demorar. Es responsabilidad de los presidentes de los países miembros el hacer andar el proceso, y es deber de los ciudadanos y de los empresarios de cada país exigir que sus mandatarios puedan actuar en consecuencia para bien de sus propios ciudadanos y empresarios.
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