
Escribe: Jesús Salazar Nishi, presidente del Instituto de Desarrollo Industrial Sostenible (IDIS)
Desde su puesta en marcha, el megapuerto de Chancay ha sido visto como un hito logístico para conectar el Perú con Asia. Sin embargo, los datos recientes plantean una advertencia: estamos importando más de lo que exportamos, y los productos industriales peruanos aún no encuentran su lugar en esta plataforma comercial estratégica.
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Más importaciones que exportaciones
Entre enero y mayo del 2025, las importaciones por Chancay alcanzaron los US$ 477 millones, frente a solo US$ 300 millones en exportaciones. Además, se registraron 6,327 declaraciones de importación, frente a 4,552 de exportación. Más del 60% de lo importado corresponde a maíz amarillo duro, fertilizantes, automóviles, maquinaria pesada y soya; mientas que las exportaciones siguen dominadas por productos primarios: paltas, aceite de palma y minerales. La presencia de bienes industriales con valor agregado sigue siendo marginal (fundamentalmente explosivos). Este desequilibrio valida nuestra advertencia inicial: sin una política industrial clara, Chancay podría consolidarse como una plataforma de importación, debilitando la producción local (Gestión 20/11/2024).
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Oportunidades industriales que aún pueden aprovecharse
Pero no todo está perdido. Asia representa una demanda creciente de productos que el Perú podría abastecer si desarrollamos capacidades industriales estratégicas. Hay oportunidades claras en cinco frentes: manufactura de baterías y vehículos eléctricos (dado el litio peruano y la demanda china), fertilizantes, textiles de alta gama (alpaca, algodón pima), productos pesqueros procesados, y productos químicos especializados. La reducción de tiempos y costos logísticos que ofrece Chancay hace viable competir en estos mercados.
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¿Qué se necesita para no desaprovechar el megapuerto?
Pero para lograrlo, se requieren medidas urgentes. Primero, inversión en Zonas Económicas Especiales que integren producción, tecnología y exportación desde Chancay. Segundo, infraestructura de conectividad terrestre eficiente (carretera central, ferrocarril Lima-Barranca). Tercero, formación de mano de obra técnica para sectores industriales avanzados. Y cuarto, una estrategia comercial activa que priorice la diversificación de mercados y la eliminación de barreras no arancelarias.
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Chancay no debe convertirse en otro eslabón de un modelo primario-exportador o en un canal de ingreso masivo de bienes que desplazará la industria local. Si se dan las condiciones, este megapuerto puede ser el motor de una nueva etapa de desarrollo industrial sostenible de nuestro país. Pero si no actuamos a tiempo, solo estaremos ampliando nuestra dependencia. Es momento de exigir contar con un Plan de Desarrollo Productivo Sostenible de largo plazo que nos conduzca al tan anhelado primer mundo.