“Sin un sistema robusto de transmisión eléctrica no se puede tener un sistema eléctrico confiable”.
La industria eléctrica es fundamental para desarrollo del país. Sin energía eléctrica suficiente, confiable y a precios competitivos, no es posible sostener el crecimiento económico. En las ultimas tres décadas, el marco regulatorio permitió que la inversión fluya al sector eléctrico peruano y evitamos que este se convierta en un cuello de botella para el desarrollo.
Sin un sistema robusto de transmisión eléctrica no se puede tener un sistema eléctrico confiable. La red de transmisión es la que permite transportar la energía que se genera en los distintos lugares donde están localizadas las unidades de generación hacia este gran sistema interconectado llamado Sistema Eléctrico Interconectado Nacional (SEIN) desde donde se lleva la energía hasta los lugares más recónditos del país.
La red de transmisión eléctrica se expande y fortalece en base a un Plan de Transmisión multianual que elabora periódicamente el operador del sistema (el COES). Este presenta el Plan al regulador (OSINERGMIN) y al ente rector de la política energética (MINEM) para su aprobación. Una vez aprobado el Plan y las obras que ahí se especifican, estas pasan a ser licitadas por PROINVERSION. Este sistema operó sin contratiempos ni retrasos mayores desde el 2006 hasta el 2018, aproximadamente.
Sin embargo, en el 2017 el escándalo Lava Jato llegó al Perú y, producto de ello, el MEF –que no había sido parte del esquema de aprobación de los Planes de Transmisión– se involucró directamente. Precisó que las obras del Plan de Transmisión serían consideradas asociaciones público-privadas (APP) y que, por tanto, debían contar con opinión favorable del MEF.
Más burocracia, menos eficiencia. Ahora, las obras del Plan de Transmisión se demoran y postergan en forma alarmante. Tanto así que el propio presidente del COES ha alertado que, si no se aceleran las obras de expansión y refuerzos del sistema de transmisión, estaremos en riesgo de sufrir racionamiento de electricidad en varias zonas del país.
Urge acelerar las obras y reducir la tramitología que impera en el MEF, quien a pesar de sus muchos méritos, no es un ente técnico en materia energética. Pedir la misma justificación técnica (dos y hasta tres veces a distintas entidades) de por qué la obra X o Y es necesaria o por qué es autosostenible es un despropósito.
Hace un tiempo escuché una frase que me pareció genial: “Cuando uno se quema con la sopa caliente, después sopla hasta el yogurt”. Parece ser que, en lo referente al Plan de Transmisión Eléctrica, el MEF está soplando un yogurt frío por el trauma de Lava Jato. Las consecuencias las sufriremos todos los usuarios eléctricos, quienes terminaremos pagando más por tener un sistema menos eficiente.