“Volver a sentar las bases para un crecimiento alto y sostenido que permita reducir la pobreza y la desigualdad necesita de paz social y orden”.
El inesperado intento de golpe de Estado del pasado 7 de diciembre se frustró gracias a la contundente reacción de las instituciones que soportan nuestra democracia. Sin derramar una gota de sangre, se aseguró la transición pacífica al gobierno de Dina Boluarte. Sin embargo, la transición democrática desencadenó una fuerte contraofensiva de diversos grupos que súbitamente perdieron el poder y la posibilidad de perpetuarse en él, y, también, la justificada protesta de muchos ciudadanos frustrados con el ninguneo del Estado y de los políticos.
En el primer mes del gobierno de la señora Boluarte, los radicales no dudaron en sacrificar vidas ajenas para lograr su objetivo. Desgraciadamente, lograron encender la pradera: la inadecuada y, en algunos casos, atroz respuesta del Estado llevó a muertes injustificables. Los radicales y violentistas tendieron la trampa, las fuerzas del orden pisaron el palito y muchos inocentes perdieron la vida.
La adecuada respuesta de la policía a la frustrada “toma de Lima” de la semana pasada pareció ser un hito de cambio. Sin embargo, la incursión a San Marcos y lo que viene sucediendo en el interior del país demuestran que imponer el orden dentro de la ley y cuidar la vida es un reto que está lejos de alcanzarse. Mientras no se logre, poco es lo que podremos avanzar.
¿Y la economía? Ya venía muy golpeada por la incertidumbre y los efectos de las protestas sobre la producción, especialmente la minera. En el tercer trimestre del 2022 la economía creció en solo 1.7%, y en noviembre se desaceleró con respecto a octubre, creciendo solo un 1.68%; en diciembre, las ventas de la campaña navideña se situaron muy por debajo de lo esperado para muchos pequeños y micro empresarios. Los bloqueos en distintas regiones están agudizando la desaceleración económica y traerán más pobreza y desigualdad. Esto no sorprende, lo que más bien llama la atención es lo sucedido con variables como el tipo de cambio, el índice general de la BVL y las expectativas de crecimiento para el 2023 publicadas por el BCR.
Entre el 6 de diciembre y el 23 de enero, el sol permaneció bastante estable (el tipo de cambio se incrementó en solo 0.52%), el IGBVL aumentó en 4.4% y las expectativas de crecimiento del PBI para el 2023 reportadas por el BCR aumentaron en 0.5% con respecto a las reveladas en noviembre. Aparentemente, “el mercado” ha respondido favorablemente a los anuncios y acciones del gobierno de Boluarte. Aunque estos indicadores reflejan las percepciones y sesgos de aquellos que participan en estos mercados, también es cierto que la mayoría de peruanos quiere trabajar y progresar en paz.
Volver a sentar las bases para un crecimiento alto y sostenido que permita reducir la pobreza y la desigualdad necesita de paz social y orden. También requiere urgentemente mejorar la provisión de servicios públicos por parte del Estado, pero, sobre todo, demanda un enorme esfuerzo comunicacional para hacer frente a la narrativa engañosa del populismo radical, violento y divisivo que hoy ataca al Perú.