Economista y docente universitario
“Vamos a quitarle tres ceros a la unidad monetaria. Espero que el 4 de febrero de 2008 ya tengamos en circulación nuestro nuevo bolívar, el bolívar fuerte”. - Hugo Chávez, febrero 2007.
“El Petro (una criptomoneda imaginaria) será el anclaje para los precios y salarios, y tendrá un valor inicial de 3,600 bolívares soberanos”. - Nicolás Maduro, agosto 2018.
“El formato digital de este nuevo bolívar busca avanzar en la construcción de una visión moderna de la economía venezolana”. - Banco Central de Venezuela, agosto 2021.
1. En dos semanas, se implementará la tercera reconversión monetaria en Venezuela en menos de 15 años. En el 2008, le restaron tres ceros al bolívar para introducir el “bolívar fuerte”; 10 años después, le restaron cinco ceros al bolívar fuerte para crear el “bolívar soberano” y, ahora, al soberano le quitan seis ceros para introducir el “bolívar digital”. Todo un descalabro monetario. Catorce ceros: 100,000,000,000,000. Un bolívar digital equivaldrá a cien billones de los bolívares que circulaban en Venezuela cuando Hugo Chávez llegó al poder.
2. Sin embargo, cuando Chávez asumió la presidencia, no había tantos bolívares en circulación: la base monetaria equivalía a una fracción del equivalente en bolívares de un bolívar digital en la actualidad. La inyección masiva de dinero durante las últimas dos décadas degeneró en la hiperinflación más prolongada de la que se tenga registro a nivel mundial. La falta de independencia del Banco Central de Venezuela (BCV) llevó a que el instituto emisor no escatimase en financiar el déficit fiscal y generase el colapso de la moneda llanera. En efecto, el bolívar en billete casi no se usa en Venezuela. El dólar es la moneda que se utiliza para las transacciones en efectivo. ¿Y el Petro? Nada, solo imaginario.
3. Y tras quitarle 14 ceros a la moneda, ¿cuántos dólares podrán comprarse con un bolívar digital? Dado que el tipo de cambio hoy supera los 4 millones de bolívares soberanos por dólar, en dos semanas, el bolívar digital equivaldrá a menos que un quarter (menos de 25 centavos de dólar). Debe ser claro que esta nueva reconversión monetaria no tiene mayor implicancia macroeconómica. Es solo un hito más en el largo y penoso descalabro económico de Venezuela.
4. Es importante recordar que nosotros pasamos por algo parecido, aunque menos dramático. Las reconversiones monetarias de 1985 y 1991 le restaron nueve ceros al sol, y la inflación “solo” llegó al 7,600% anual. La experiencia internacional demuestra que la independencia del banco central resulta indispensable para asegurar la estabilidad monetaria. Ahora, que debe nombrarse un nuevo directorio del BCR, el Gobierno haría bien confirmando la permanencia de Julio Velarde en la presidencia del instituto emisor. Es más, tanto el Ejecutivo como el Congreso deberían nombrar a técnicos independientes al directorio del banco central. No es momento de negociaciones políticas, sino de demostrar su compromiso con la estabilidad monetaria.
5. La crisis venezolana actual –y la peruana de los años 80– nos confirman que sin orden macroeconómico y sin un marco de políticas públicas coherente y favorable a la inversión, la economía no crece, no se generan suficientes puestos de trabajo productivos y la pobreza se incrementa. La trágica diáspora venezolana es una clara y reciente demostración de esto, como también lo es el hecho que 100,000,000,000,000 de bolívares ni siquiera equivalen a un quarter norteamericano.
6. El orden macroeconómico y una inflación baja no solo benefician a la economía y a la sociedad en su conjunto, sino también al Gobierno de turno. A pesar de tratarse de una verdad de Perogrullo, es útil recordarlo.