
Escribe: Carlos Paredes, socio fundador de Intelfin y docente de la Universidad Continental
1. En esta oportunidad, dejo de lado el deporte nacional del autoflagelo y repaso buenas e importantes noticias que deben ser fuente de optimismo y confianza. En el frente macroeconómico, la tarea es relativamente fácil: centro la atención en la inflación y en los extraordinarios términos de intercambio que potencian nuestro crecimiento. Pasando al frente sectorial, no podemos dejar de admirar el boom agroexportador y celebrar importantes inversiones en minería e infraestructura. Y para terminar, en el tema institucional, también hay islas con novedades positivas.
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2. Empecemos con la estabilidad macroeconómica. Nuestra inflación está entre las más bajas del mundo. La inflación interanual fluctúa alrededor del 1.7%. El sol peruano se ha apreciado en lo que va del año y todo indica que continuará fortaleciéndose. La estabilidad cambiaria y la baja inflación se han convertido en una característica sobresaliente de nuestra economía. A esto se suma una deuda pública relativamente baja, que contribuye a la estabilidad fiscal y a que la percepción de riesgo sobre nuestro país sea bastante buena. En este campo, estamos mejor que la mayor parte de países de la OCDE.
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3. A lo anterior debemos sumar el hecho de que, en el medio de la turbulencia e incertidumbre generadas por los erráticos anuncios del presidente Trump, nos encontramos con una extraordinaria noticia económica: la persistencia e importante mejora en nuestros términos de intercambio. En el primer trimestre del 2025, estos alcanzaron su nivel más alto desde 1950, superando en más de 50% el promedio registrado en los primeros 25 años de este siglo. Podríamos estar atrayendo importantes flujos de inversión y creciendo al 6% o 7% anual, como en los años del superciclo de los commodities (2004-2012). Por nuestra incapacidad para ponernos de acuerdo en temas básicos –por falta de liderazgo–, crecemos a menos de la mitad, pero la verdad es que crecemos más que la mayoría de nuestros pares.
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4. Un sector donde el crecimiento sí es notable es el de la agroexportación. Desde hace más de 20 años estamos inmersos en un boom agroexportador sin precedentes. Año tras año, rompemos récords de producción y exportación; en el 2025, las agroexportaciones superarán los US$ 14,000 millones. ¡Increíble!. La costa peruana se ha transformado: con el riego por goteo, el desierto ha cedido espacio a la agricultura moderna, generando puestos de trabajo formal y reduciendo la pobreza de manera significativa. El caso de Olmos en Lambayeque es notable: más de 65,000 peruanas y peruanos trabajan y generan riqueza, producto de la inversión y el esfuerzo de muchas empresas privadas. Y al igual que en Olmos, la historia se repite a lo largo de la costa peruana, extendiendo el boom agrícola en el espacio y en el tiempo. ¡La inversión privada no debe parar!
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5. El sector minero ha sido y es una importante locomotora de nuestra economía. Los actuales altos precios de los minerales fomentan el desarrollo de importantes proyectos y llevarán a un aumento de la producción de las minas que ya operan en el país. Es momento de coordinar, destrabar, imponer la ley y el orden a fin de generar más riqueza en beneficio de todos. No queda otra. En infraestructura, iniciativas como las del puerto de Chancay y otras APP nos abren nuevas y grandes oportunidades.
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6. Pasemos ahora al campo institucional. Todos conocemos las enormes deficiencias que nos afectan: la corrupción, la inseguridad, el sistema de justicia, el Congreso de la República, los partidos políticos, la debilidad de nuestro servicio civil… En fin, ¿está todo jodido?, ¿Qué diría “Zavalita”? Tal vez, frustrado y fumándose un pucho en la Av. Tacna, buscaría contraejemplos relevantes. A continuación, algunos de estos.
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7. Nuestro banco central destaca a nivel internacional; la estabilidad monetaria y cambiaria del país se explica por la independencia, el capital humano y la solidez del BCR. La SBS ha sabido seguir su ejemplo y, tras décadas de fortalecimiento institucional, se ha convertido en el bastión de nuestra estabilidad financiera. En materia de salud pública, hay programas que vale la pena destacar: los de vacunación y los de telemedicina, por ejemplo. En educación, además del incremento sostenido en el presupuesto del sector, hay algunos avances que merecen ser reconocidos, como la reciente mejora en los resultados de las pruebas PISA, y los Colegios de Alto Rendimiento (COAR), que continúan consolidando una apuesta por la excelencia. Sin duda, necesitamos mejorar la eficiencia del gasto en estos sectores, pero vamos avanzando. En otra esfera, oficinas como las de Migraciones, donde el servicio es de primer mundo, nos muestran que la gestión del Estado se puede mejorar rápidamente.
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8. Acostumbramos a quejarnos porque nos focalizamos en el vaso medio vacío, pero resulta obvio que también está medio lleno. Aprendamos a valorar este último, protejámoslo. Exijamos a nuestras autoridades políticas que nos permitan seguir llenándolo poco a poco, y que no nos lo vacíen rápidamente. Responsabilidad, optimismo y perseverancia, de eso se trata.
