
Escribe: Leandro Molina, country manager de Grupo QuintoAndar para Argentina y Perú
Lo que antes era un destino exclusivo para el verano, hoy se perfila como una opción de residencia permanente. El sur de Lima, especialmente distritos como Punta Hermosa, Punta Negra y San Bartolo, ha vivido un crecimiento sin precedentes en los últimos años. Si bien el cambio se aceleró con la pandemia, cuando muchas familias optaron por mudarse temporalmente en busca de una cuarentena cerca al mar, la tendencia se ha mantenido y, en algunos casos, consolidado.
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Se estima que actualmente viven 200,000 personas entre Punta Hermosa y Asia y se proyecta que la cifra llegue a 280,000 o más en 2030. Esto se refleja en el creciente dinamismo del mercado inmobiliario. Un reciente informe de Urbania revela que la oferta de inmuebles en las playas del sur ha aumentado 12% en el último año, mientras que la demanda ha crecido 15% solo en el último mes. Al analizar el mercado de compra-venta, específicamente, la oferta ha crecido 15% interanual, y la demanda ha aumentado 34% en comparación con enero de 2024.
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El mercado ha reaccionado rápido. La reciente inauguración del centro comercial KM40, con el 90% de sus locales arrendados y una expectativa de S/250 millones en ventas anuales, es una muestra clara del potencial económico del sur. A esto se suma el Boulevard Puntamar, el primer mall en Punta Hermosa, que abrió hace dos meses y que proyecta recibir 240,000 visitantes en esta temporada. La llegada de estos espacios comerciales no solo diversifica la oferta de entretenimiento y servicios, sino que también refuerza la idea de que el sur ya dejó de ser solamente un lugar de veraneo.
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Sin embargo, el crecimiento plantea desafíos. A pesar del auge inmobiliario, la infraestructura aún no se desarrolla al mismo ritmo. La carretera Panamericana Sur sufre constantes congestionamientos, y los servicios básicos siguen siendo una preocupación en muchas zonas. Además, la estacionalidad sigue siendo un factor clave: aunque hay más residentes permanentes, la actividad inmobiliaria y comercial aún depende en gran medida de los meses de verano.
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El sur de Lima está en un momento clave de su desarrollo. Si el crecimiento continúa de manera ordenada y con inversiones en infraestructura, podría consolidarse como una alternativa viable para quienes buscan calidad de vida fuera del caos de la ciudad. Sin embargo, es fundamental evitar un crecimiento desordenado que genere problemas urbanos a futuro. Para lograrlo, será clave la colaboración entre autoridades, empresas y residentes, de modo que este auge se traduzca en un desarrollo sostenible y bien planificado.
Lo que está ocurriendo en el sur ya no es solo una tendencia pasajera. La oportunidad está ahí, y depende de todos aprovecharla con visión a futuro.