CEO de Delosi
Hace un tiempo para una publicación me pidieron escoger una frase típica del mundo empresarial que podría ser dañina para la innovación.
Escogí la siguiente: “No me traigan problemas, tráiganme soluciones”.
Suena muy ejecutiva y empoderadora, pero ¿qué creencias y comportamientos se podrían producir si la misma se generaliza en una organización?
En principio, promovería no hablar de los problemas, ocultarlos, negando a los líderes el conocimiento de la realidad del negocio, lo cual es por sí mismo un acto de negligencia y podría ser muy riesgoso. Pero también implica que los líderes renuncien a la oportunidad de ponerse al servicio de su equipo.
Recuerdo una revisión de negocios donde un jefe de marketing hizo una presentación y planteó un tema que no tenía resuelto, no era algo fácil.
Esto abrió la discusión con el equipo presente de una manera muy constructiva, pude darles mi punto de vista y juntos construimos un curso de acción.
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Promover esa vulnerabilidad permite que se modele una cultura de aprendizaje y aumente la disposición de las personas a enfrentar nuevos problemas. Picasso decía: “Siempre estoy haciendo lo que no puedo hacer, para aprender a hacerlo”.
Si la organización continuamente se reconoce como un espacio de aprendizaje, se da lugar a explorar y experimentar nuevas formas de crear valor.
No se trata de ser paternalista ni de quitar la responsabilidad, sino de asegurarte que los temas que más le preocupan a tu equipo están siendo tratados y priorizados en la agenda de la organización, y que esta se pone al servicio de quien esté precisamente más cerca del problema.
El ritmo de cambio e incertidumbre en el que hoy se desarrollan las empresas hace improbable tener todas las respuestas, lo que puede llevar a paralizarnos o a evadir los temas cruciales.
Si en contraparte los líderes reforzamos constantemente, que estamos aprendiendo, animamos al equipo a actuar sobre los problemas con decisión y entusiasmo. Resultando en una organización más versátil y resiliente.
Te invito a empezar la siguiente revisión de negocio con tu equipo preguntando qué temas no tienen resueltos.
Escríbelos en algún lado visible y no dejes que se cierre ese ejercicio sin haberlos abordado. Estoy seguro que esto transformará dichas revisiones de puras rutinas de control y seguimiento donde la energía está en demostrar que se hizo “la tarea”, a sesiones de creación donde la energía esté en el abordaje positivo de problemas que lleven a la organización a progresar.
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