Augusto Baertl Montori, Empresario, miembro del directorio de ICACIT
Perú ocupa la posición 78 dentro de los 133 países que participan en el Ranking Mundial de Competitividad del Talento. Significa que estamos por debajo de la línea media de la tabla, según el Global Talent Competitiveness Index 2022, realizado por el Institut Européen d´Administration des Affaires (INSEAD). Este dato se suma a la cuestión de ¿cómo está la calidad educativa en nuestro país?
El mencionado indicador reporta cómo los países crecen, atraen y retienen el talento humano. Evidencia que aún estamos rezagados en competencias profesionales y técnicas, de conocimiento global y de retención de talento. Es claro que los retos que enfrenta el talento tienen que ver con la calidad educativa peruana. Si solo nos detenemos en el pilar “competencias de conocimiento global” veremos que nos ubicamos en el puesto 87, mientras que Chile y Colombia ocupan los puestos 41 y 59, respectivamente.
En los últimos años, la demanda de profesionales ligados a la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM por sus siglas en inglés) se ha incrementado debido a su importancia en diversos sectores económicos claves en el Perú y el mundo y a la demanda de innovación. Esto obliga a que nuestro talento se sume a esa ola y mejore sus capacidades. Pero, ese esfuerzo evidencia las brechas que hay entre la oferta de la educación superior y la demanda de las empresas competitivas.
Elevar la competitividad del talento exige mejorar las condiciones educativas y promover las mejores prácticas que ya la educación superior despliega. Por ejemplo, abrir las capacidades de nuestros egresados al mundo. La acreditación internacional de programas educativos, sobre todo en las ramas STEM, terminan siendo una garantía para que nuestros graduados accedan a oportunidades de especialización, desarrollo de investigación, experiencias laborales, y participación en las innovaciones que otros países desarrollan.